El siguiente es el primer discurso radial por cadena nacional de Adolf Hitler, ya en el puesto de Canciller, y muestra su profunda aversión hacia los judíos.
" La lucha entre la gente y los más odiados entre ellos está siendo alimentada por partidos con intereses bien específicos. Es una pequeña, sin raíces, pandilla internacional, que está tornando a las personas contra ellas mismas, que no quiere que tengan paz.
Es la gente que tiene su hogar en todas partes y en ningún lugar, que no tienen un suelo donde hayan crecido, pero que viven en Berlín hoy, en Bruselas mañana, y en París pasado mañana, y luego de nuevo en Praga, en Viena o Londres, y que sienten que su hogar está en cualquier parte. (Un hombre en la audiencia grita “los judíos”).
Ellos son los únicos que pueden ser nombrados como internacionales, porque desarrollan sus negocios en todos lados, pero la gente no puede seguirlos. "