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Después de meses de escritura y reescritura, el célebre Samuel Beckett dio con el cuerpo definitivo de esta obra, a la que ahora el director Robert Wilson hace pequeños retoques: La vieja Winnie, enterrada hasta la cintura en asfalto, dispara recuerdos, comentarios y murmullos de manera incesante, intentando convencer a quien quiera oírla, y sobre todo a su marido Willie, de que ése es uno de sus días más felices. Wilson, en su juventud, vio a la actriz francesa Madeleine Renaud realizar una interpretación magistral del personaje, y estimó que difícilmente alguien podría acercársele. Sin embargo, cuando conoció a la italiana Adriana Asti cambió de opinión, y entonces se animó a montar su propia versión de la obra.