Traduzcamos libremente el concepto «zen» como «saber estar». Apliquémoslo a un cantante octogenario que se lo merece: Tony Bennett. Comprobemos su don de gentes, su encanto y su comodidad durante la grabación de su disco de dúetos Duets II (2011). Ante el más famoso crooner italoamericano después de Sinatra desde Amy Winehouse hasta Aretha Franklin escuchan, humildes, sus consejos.
Una clase magistral sobre música y oficio minucioso: «Me enseñaron a nunca venderme, a desdeñar el repertorio barato, a nunca mirar en menos a la audiencia; y a que, si haces todo con calidad, el público te recompensará». Toman apuntes Norah Jones, Andrea Bocelli, Natalie Cole, Aretha Franklin, Lady Gaga y —meses antes de su muerte— Amy Winehouse. Tony Bennett se nota encantado de compartir con quien sea su anecdotario biográfico, susconsejos y su visión sobre el pasado, el arte, la gracia y la virtud. Nunca olvida lo que el jazzista Bill Evans le dijo en su lecho de muerte: «Busca siempre la verdad y la belleza».