Este neoyorkino cumple con los requisitos básicos de un buen director: tiene una cámara prolija y cautivante, es dueño de un estilo propio y posee una estética correcta. Pero si sus tres últimas películas le han traído como consecuencia una nominación a este trofeo, se debe a su talento innato en la dirección de actores. Así lo deja claro tanto en Escándalo Americano como en El vencedor y El lado bueno de las cosas. Esto acarrea que sus protagonistas sean reconocidos también por La Academia (Christian Bale y Jennifer Lawrence ganaron el premio por sus trabajos con el director, y muchos otros han sido nominados)