Miércoles 22 de abril de 2015
La astronomía siempre ha tenido un impacto significativo en nuestra visión del mundo. Las primeras culturas identificaron objetos celestes con sus dioses y tomaron sus movimientos a través del cielo como profecías de lo que estaba por venir, así como también los astros guiaron la navegación e incluso la agricultura.
Hoy nuestro objetivo es más alto y responde a las preguntas de dónde venimos, cómo hemos llegado hasta aquí, y cuál será nuestro destino final. La astronomía es una disciplina que abre nuestra mente, nos da un contexto físico en el universo y reformula nuestra visión del mundo. Eso fue lo que ocurrió cuando Copérnico afirmó que la Tierra no era el centro del universo. Ello desencadenó una revolución a través del cual la religión, la ciencia y la sociedad se adaptaron entonces a una nueva visión. Y esta revolución aún está en curso en la actualidad.
Con la tecnología de hoy –telescopios terrestres y espaciales más grandes y complejos– nos hemos asomado en el universo temprano, hemos buscado mundos habitables, hemos entendido como se forman las estructuras que observamos y concluimos que somos polvo de estrellas. Pero, ¿cuáles son los beneficios concretos a toda esta investigación?
Aunque la astronomía raramente contribuye directamente con resultados tangibles a corto plazo, su investigación requiere de una tecnología de vanguardia y métodos que pueden, en el tiempo, hacer una gran diferencia para la sociedad.
Algunos ejemplos de esto son la película Kodak, que fue creada originalmente por los astrónomos que estudiaban el Sol; la tecnología CCD de las cámaras de celulares y computadores, que fue desarrollada para las observaciones astronómicas más profundas; el proceso de combinar los datos de varios telescopios para producir una sola imagen, que se utiliza para múltiples herramientas de imágenes médicas, incluyendo escáner y resonancias magnéticas; el WiFi que es un subproducto de la radioastronomía; y la tecnología que se usa en los observatorios de rayos X, la misma usada en los detectores de seguridad en los aeropuertos. Y esto es sólo por nombrar algunos.
Aunque vivimos en un mundo que enfrenta muchos problemas inmediatos, como hambre, guerra y otros, y la búsqueda de sus soluciones es urgente, la astronomía tiene beneficios a largo plazo que son igualmente importantes para una sociedad civilizada. Varios estudios nos han dicho que la inversión en la educación científica, la investigación y la tecnología ofrece un gran retorno para la población en general –no sólo económico, sino también cultural– y ha ayudado a los países a enfrentar y superar crisis y emergencias.
La astronomía es una fuerza que enriquece la cultura de cualquier sociedad con la razón y la verdad básica, recordando constantemente a la gente dos cosas que parecen contradictorias. En primer lugar, que el universo es aparentemente infinito y, por ende, nosotros somos casi insignificantes. Y, en segundo, que la vida es rara y preciosa. Un hogar tan hermoso y único como la Tierra no aparece a menudo.
Siempre nos consideramos como observadores y, sin embargo, nuestra existencia se rige por los mismos principios físicos que operan en las más pequeñas y en las mayores escalas. En el cruce de éstas, el cerebro humano es capaz de tener un pensamiento fascinante, profundo y conmovedor. A pesar de su insignificante tamaño logra entender la grandeza del universo. En ese momento el universo se hace consciente de si mismo porque, como parte de él, pensamos en ello. ¡De esto se trata la astronomía!