Miércoles 24 de junio de 2015
El próximo 30 de junio una gran comunidad que incluye a astrónomos, astronautas, geofísicos, científicos de otras disciplinas, escritores, artistas, editores, realizadores cinematográficos, y ciudadanos en general –todos profundamente interesados por nuestro futuro– estaremos celebrando el primer "Día del asteroide". La fecha conmemora el evento de Tunguska de 1908.
Es una buena noticia que pongamos el foco en los asteroides ya que éstos colisionan con la Tierra continuamente. Aunque la mayoría son cuerpos minúsculos que se destruyen en la atmósfera, las cifras son inquietantes. El planeta captura por día unas 100 toneladas de partículas rocosas con tamaños que van desde el de un grano de polvo al de uno de arena gruesa. La energía liberada en estas colisiones es insignificante.
Pero los hay más grandes. Datos recientes de la NASA indican que cada 13 días tenemos impactos con rocas mayores que un metro, que una vez al año chocamos con algo tan grande como un auto, y que, con intervalos de décadas, colisionamos con cuerpos de 20 metros o más. La energía liberada en estas colisiones va desde el equivalente a cinco toneladas de TNT hasta un millón de toneladas (un megatón).
El mayor impacto reciente sucedió el 15 de febrero del 2013 sobre la ciudad de Chelyabinsk en Rusia. Fue causado por un objeto de 18 metros de diámetro, el que estalló a unos 20 kilómetros de altura liberando casi medio megatón (aproximadamente 30 veces la energía de la bomba de Hiroshima). La onda de choque dejó un saldo de casi 1.500 heridos –algunos de gravedad–, y pérdidas de unos 33 millones de dólares. El objeto pesaba varios miles de toneladas, y, aunque la mayor parte de su masa se volatilizó por la fricción atmosférica, algunos miles de kilos llegaron al suelo. Muchos fragmentos, afortunadamente, cayeron en un lago congelado.
El evento de hace 107 años en Tunguska fue ocasionado por un cuerpo de unos 35 metros, que también explotó antes de llegar al suelo y liberó una energía de entre uno y tres megatones (65 a 290 veces la bomba de Hiroshima). Arrasó una superficie de más de 2.000 km2, entre cientos y miles de renos fueron aniquilados y unos 8 millones de árboles fueron volteados como por una mano gigante. No hubo registro de víctimas humanas, quizás porque el sitio era muy remoto y las comunicaciones malas. Pero, si el asteroide hubiera llegado al cruce con la órbita de la Tierra sólo unas cinco horas más tarde, hubiera impactado en la región de las grandes ciudades nórdicas del Mar Báltico (San Petersburgo, Helsinki, Tallin, Turku, o Estocolmo) y habría causado una catástrofe. En 1908 tuvimos suerte.
La cuestión no es, entonces, si hay asteroides peligrosos que pueden chocar con la Tierra o no. Las preguntas son cuándo tendremos la próxima colisión y si podemos hacer algo al respecto.
Los astrónomos estamos orgullosos de haber descubierto unos diez mil asteroides con potencial de causar daños severos y tranquilos de poder predecir que ninguno nos impactará en el futuro cercano. Pero sabemos que existen aproximadamente un millón de asteroides de esa clase en el Sistema Solar. Nos falta encontrar todavía un 99% de ellos.
Ya nos preguntamos si podríamos predecir el próximo impacto. La organización "Día del asteroide" es un paso en dirección a una enfática respuesta y, también, a la búsqueda de soluciones creativas para evitar catástrofes o minimizar sus efectos. Necesitamos trabajar todos juntos para que la Tierra nunca más tenga una colisión con rocas mayores que 20 o 30 metros.
Algunas actividades para celebrar este día en Chile en este link.