Miércoles 26 de agosto de 2015
El 24 de abril de este año se cumplió un cuarto de siglo desde que el Telescopio Espacial Hubble dejó la Tierra a bordo del transbordador espacial Discovery. La idea de un telescopio óptico en el espacio –libre de los efectos de la atmósfera terrestre que degrada la nitidez de las imágenes– finalmente se hacía realidad tras haber sido planteada en 1946 por el astrofísico Lyman Spitzer Jr., más de una década antes de que se enviara el primer satélite al espacio.
El comienzo del Hubble fue tortuoso. Su primera imagen mostró inmediatamente que había un problema: ésta estaba borrosa porque el espejo había sido fabricado con la forma incorrecta, un defecto que no se podía arreglar desde tierra.
Aunque el futuro parecía negro, había una salida. Irónicamente, la óptica estaba "perfectamente mal hecha", por lo que introduciendo un nuevo espejo con el efecto contrario se podía corregir. Tras tres años de planificación, se mandó a un grupo de astronautas en una misión de reparación del satélite, algo que nunca antes se había hecho en órbita.
La misión fue un éxito. Las primeras imágenes confirmaron al instante que el telescopio podía empezar a funcionar como todos esperaban. Apenas un par de meses después, el Hubble observó con exquisito detalle cómo el cometa Shoemaker-Levy 9 se desintegraba al precipitarse en la atmósfera de Júpiter. Uno tras otro, los grandes descubrimientos del Hubble empezaron a aparecer en revistas científicas y en los periódicos.
Pero más allá de sus resultados científicos, una de las cosas que más ha distinguido al Hubble es cómo logró llevar la Astronomía al seno de millones de hogares y escuelas. El telescopio nació cuando la internet comenzaba a tomar vuelo. Desde el comienzo el proyecto tuvo un departamento cuya misión era difundir los resultados a la prensa y directamente al público. Así, fue un pionero en crear material educativo cuando casi no había; hoy éste es usado por seis millones de estudiantes sólo en los Estados Unidos. Un atractivo sitio web atrae miles de millones de hits por año, mientras que las espectaculares imágenes de difusión han infiltrado nuestra cultura. Algunas se han vuelto icónicas, como la de los "pilares de la creación" que muestra estrellas en formación en una nebulosa, mientras que otras han sido incluidas en muestras de arte o usadas en portadas de libros y de discos como "Binaural" de Pearl Jam.
Gracias a estas iniciativas el Hubble se ha ganado el apodo de "el telescopio del pueblo" e instaló con fuerza la Astronomía en el ojo público.
En el ámbito de los datos científicos, el Hubble fue pionero en abrir sus datos a todo el mundo tras sólo un año de derechos exclusivos. Incluso algunas observaciones de especial significancia –como las que revelaron que muchas galaxias ya estaban formadas sólo 500 millones de años tras el Big-Bang– se hicieron públicas al mismo momento de ser tomadas. Esta política dio acceso a datos de primera calidad a cualquiera que los quisiera analizar.
Su sucesor, el James Webb Space Telescope, será lanzado en 2018, aunque las capacidades del Hubble aún están vigentes gracias a las cinco misiones que lo han actualizado en órbita. Esto posibilita hoy que más de dos artículos de investigación se publiquen cada día usando sus datos, y temas de investigación que ni siquiera existían cuando se lanzó, tal como el estudio de atmósferas exoplanetarias, están siendo atacados con vigor por sus agudos sentidos. Pero ya no habrán más misiones de servicio e inexorablemente llegará una falla que será irrecuperable. Hasta entonces, el Hubble seguirá proporcionando ciencia de primer nivel y siendo una ventana privilegiada al universo para todos.