Miércoles 29 de julio de 2015

Cómo destruir la Tierra con agujeros negros (Parte I)
Si un súper villano quisiera utilizar uno de estos objetos como arma para amenazarnos, no tendría el éxito asegurado.
Por Nelson Padilla
Doctor en astronomía de Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y fue investigador postdoctoral del Instituto de Cosmología Computacional (Inglaterra). Profesor asociado del Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, director del área de cómputos del Centro de Astro-Ingeniería UC y director UC del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

¿Y si utilizo un agujero negro? Esta es la pregunta que se haría un hipotético enemigo extraterrestre de James Bond con el objetivo de lograr el control del Sistema Solar. Si bien se piensa que los agujeros negros son los malos de la película –que van engullendo planetas y estrellas –,su atracción gravitacional sólo es enormemente fuerte cuando se está extremadamente cerca de ellos. Cerca de sus superficies, o fronteras, la fuerza gravitacional es tan monstruosa que puede aniquilar lunas, planetas y estrellas, o todo lo que se acerque. Aunque esto suena muy peligroso, el detalle es que es difícil que un agujero negro se nos acerque tanto.


En situaciones normales, se comportarían como cualquier otro cuerpo celeste. Por ejemplo, si el agujero negro tuviera la misma masa que el Sol, y tomara su lugar, casi ni los planetas ni nosotros notaríamos la diferencia en términos de atracción gravitatoria. Entonces, ¿cómo podrían usarse para destruirnos?


Una forma sería justamente convertir al Sol en uno. Si bien la atracción gravitatoria sería casi la misma, moriríamos de frío porque no tendríamos la luz del astro, es decir, no recibiríamos la radiación que permite la vida. ¿Cómo podríamos defendernos y hacer que no sea oscuro? Si de alguna manera lográramos que otros planetas o meteoritos de gran masa cayeran hacia el agujero negro, entonces su fuerza gravitacional los desmembraría hasta convertirlos en un plasma que “brillaría” a millones de grados de temperatura. Así este plasma, y sólo por su alta temperatura, emitiría grandes cantidades de radiación que podríamos utilizar para continuar sobreviviendo. Esa sería la tarea de James Bond; darle de comer a este agujero negro.


¿Y si en vez de grandes agujeros negros el villano usara micro agujeros negros? Si se lograra concentrar la energía de 14 Tera electrón voltios (TeV) –equivalentes a la que alcanzará el Gran Colisionador de Hadrones (LHC)– en un espacio pequeño, por ejemplo chocando entre sí dos protones, entonces podría generarse un agujero negro que pesaría unas 100 mil millonésimas de kilogramo. De hecho, esto justamente podría ocurrir en el LHC, excepto que luego de formarse, los mini agujeros negros se evaporarían casi instantáneamente debido a la radiación de Hawking. No habría mucho con qué hacer daño. Es más, esta clase de agujeros negros sólo existiría si hubiera más dimensiones, por lo que más bien sólo servirían para aprender más sobre la estructura del espacio-tiempo.

Los agujeros negros necesarios para producir daño a nuestro planeta deberían ser mucho más masivos que los hipotéticos del LHC

Por ello, los agujeros negros necesarios para producir daño a nuestro planeta deberían ser mucho más masivos que los hipotéticos del LHC, al menos lo suficiente para que notemos su existencia antes de evaporarse. ¿Cuánto más masivos? Depende del tiempo que necesitemos que éste sobreviva. Si por ejemplo dejamos caer un agujero negro desde la superficie terrestre hacia su núcleo, éste llegaría al centro de la Tierra en unos 15 minutos como mínimo. Y, además, podría ir adquiriendo material al caer y así ganar tiempo al evaporarse aún más despacio. La masa de un agujero negro necesaria para que sobreviva este tiempo es de unas 2000 toneladas y aún así sería miles de millones de veces más pequeño que el tamaño de los átomos del núcleo terrestre. Por ello durante su viaje dentro de nuestro planeta, realmente se encontraría con muy pocos átomos. Así, no sólo es difícil que el villano pueda crearlos debido a su gran masa –en comparación a lo que se lograría con el LHC–, sino que probablemente, además, sea un esfuerzo inútil.


Con toda probabilidad, James Bond tendrá otra victoria que puede parecer difícil, pero que es casi inevitable. O, ¿quizás no?


Continuará…


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