NELSON HADDAD:
"CUMPLIMOS CON UN DEBER HUMANITARIO"
Nelson Haddad recuerda que "durante la segunda o tercera noche de bombardeos" recibió una llamada de un compatriota que se encontraba en la frontera de Irak con Jordania.
Hadad estaba en Amman, la capital jordana, como embajador de nuestro país en ese lugar. "Era el periodista Marcelo Araya, de Televisión Nacional", dice con relación a la llamada.
"En ese momento sólo pensé en mi deber diplomático como representante de Chile en esa zona. Así que, sólo acompañado de un chofer, partí a buscarlo", cuenta emocionado Haddad.
Dice no haber dudado un instante en salir y arriesgarse a cruzar el desierto para llegar a la frontera "aún cuando por nuestras cabezas pasaban los misiles que Irak lanzaba contra Israel" (Jordania se encuentra entre ambos países). "Fue una situación difícil que en mi vida me había tocado enfrentar".
El mismo impulso decisivo y lleno de valor lo tuvo meses antes cuando también salió al encuentro de "un grupo de compatriotas de la empresa de Carlos Cardoen, que se encontraban trabajando en Irak". En esa ocasión se entrevistó con altas autoridades iraquíes que no querían dejar libres a los chilenos.
Pero Haddad los "rescató". De la misma forma en que lo hizo con Araya, en enero de 1991, cuando el periodista chileno y su equipo estaban abandonados en la frontera.
"Me sentí muy reconfortado moralmente. Pudimos ayudar a un chileno que estaba cumpliendo con su labor profesional", dice Haddad.
No fueron los únicos actos de valentía y entrega profesional del ex diplomático. La embajada chilena fue la única que se mantuvo abierta durante la Guerra y dio alojamiento a 120 chilenos y otros cientos de latinoamericanos.
"La orden era cerrar y salir del país. Pero hablé con el Presidente (en ese entonces Patricio Aylwin) y le dije: Quiero quedarme", explica Haddad.
De ahí en adelante, se vivieron días de mucha compulsión, cuenta. Las amenazas de las armas biológicas y químicas mantuvieron encerrados a los inesperados residentes de la embajada, "todos con máscaras antigases y con las ventanas y puertas selladas".
Haddad recuerda esos hechos con emoción. "Creo que cumplimos con un deber de humanidad".
Esperanza de una solución diplomática
"Siempre mantuve la esperanza de llegar a una solución diplomática en 1991, pero la guerra pudo más. Ahora, en cambio, ojalá se agoten todas las instancias en la búsqueda de una solución pacífica. Cualquier acción militar debe estar enmarcada en un acuerdo de las Naciones Unidas", dice Haddad.
Según el ex diplomático, en 1991 Irak jamás podría haber pretendido ganar la guerra, "fue un acto irresponsable de Hussein enfrentarse a las mayores potencias militares del mundo".
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