Guisela Soto, teniente de Carabineros:
" Usamos pantalones desde el año 2000, ¡menos mal!"


Tiene 25 años, mide 1.82 metros, delgada, bonita y su uniforme luce impecable, tanto como su sable y su cuidado moño. Se llama Guisela Soto Valenzuela, es teniente de Carabineros y la primera mujer al mando de la Guardia del Palacio de La Moneda, cargo que desempeña hace un año y medio.

Antes estuvo en las Fuerzas Especiales, un campo también antiguamente vedado para las mujeres. Ella explica que la brecha para ellas en la institución la rompió la primera generala, “mi general Mireya Pérez”.

Es curioso ver a una mujer en estas lides, más todavía cuando se pasea por los patios de Palacio y carabineros de todas las edades se le cuadran al paso. Una sola mirada y ellos comprenden la orden que les está dando. Más encantador resulta, cuando estamos frente a una muy bien maquillada señorita, de uñas largas y cuidadas que, sin embargo, ni se inmuta para ejercer el cargo que jerárquicamente le corresponde. Acaba de dar su examen de grado para ascender a Capitán y espera ansiosa los resultados.

Al principio sus padres no podían acostumbrarse a la idea de que entrara a la Escuela de Carabineros – es la segunda de dos mujeres y súper regalona, confiesa-, pero cuando se dieron cuenta de que era su vocación, la apoyaron. “Siempre pensaron que no iba a durar más de un año. En realidad si no hubiera sido por la unidad que existió con mis compañeras el primer mes de campaña, que es como una mini guerra, creo que no vuelvo. Porque es tan distinto a la vida civil, tan nuevo; no tenía ni idea de lo que era esta disciplina. En mi casa, mi papá me regaloneaba hasta el cansancio”, dice. Hoy están orgullosos de su hija.

Después de egresada, estuvo en la 16 Comisaría de La Reina, fue la primera mujer en las Fuerzas Especiales y también la iniciadora de las mujeres al mando de la Guardia de Palacio. Actualmente son dos: ella y la teniente María Irene Campos.

- ¿Qué significa para ti ser oficial de Carabineros?
“Esto es un estilo de vida, porque yo no soy igual al resto. Una niña de 25 años no tiene mis responsabilidades; no salgo a carretear, no hago las mismas cosas del resto, es completamente distinto”.

- ¿Cuándo nace tu vocación?
“Siempre me llamó la atención la labor de Carabineros. En cuarto medio se me desarrolló definitivamente la vocación y postulé a la Escuela. Fue un cambio en 180 grados, porque en mi casa tenía de todo y entré a un régimen en el que me desligué absolutamente de la familia: ya no la veía sino cada uno o dos meses. Es totalmente distinto a lo que uno pueda imaginarse”.

-¿Fue muy difícil?
“Me costó bastante adaptarme. Gracias a Dios tuve buenos instructores y compañeras. Creo que eso también influye en el período de instrucción, que son cuatro años. De un minuto a otro cambiar de estilo de vida, cuesta bastante”.

- ¿Qué rol desempeña la mujer en Carabineros?
“Nosotras no estamos unificadas con los hombres, el escalafón es distinto. En este minuto hay un desfase, porque durante diez años no entraron mujeres a la institución. Sólo hay un cupo para general mujer y en un solo puesto, en una sola Dirección. Gracias a eso se han abierto más espacios femeninos en otros estamentos.
“Actualmente, es la generala Georgina Ayala que está en la Dirección de Bienestar. Tenemos que esperar el retiro de las más antiguas para poder ascender”.

-¿No es muy poco?
“Es poco, porque sólo tenientes somos 27. Pero ya es un logro que se hayan abierto más puertas. Hace 5 años no había ninguna mujer generala”.

-¿También fue un logro poder usar pantalones y botas?
“Usamos pantalones desde el año 2000, ¡menos mal!, porque para las mujeres que estamos en unidades operativas era difícil correr con taco y falda. En todo caso, la tenida de la Guardia de Palacio es pantalón y botas”.

-¿Cuál es tu relación con el personal masculino?
“Primero estuve en Fuerzas Especiales (control del orden público), en las que hay solamente un cupo femenino y fui la primera. Fue extraño para los hombres que hubiera una mujer: ha sido difícil la integración de géneros en toda la institución”.

-¿Y con tus subalternos?
“Me tratan con el máximo respeto. Es algo de jerarquía, tienen que hacerlo. En primera instancia debe haber sido una molestia porque ¡cómo una teniente mujer y, para más remate joven, debe mandarlos!
“Ese es el asunto, un complemento entre ser mujer y joven. Yo tengo que mandar hombres que podrían ser mis padres, pero funciona todo excelente. No he tenido problemas con algún funcionario”.

-¿Hay mujeres en todos los servicios?
“Hoy sólo no hay mujeres pilotos ni en el GOPE, que abarcan las situaciones de alto riesgo, tienen un entrenamiento especial y una condición física de alto nivel. En el resto tenemos la totalidad de puestos ocupados”.

-¿Cuál es tu actual función?
“Estoy al mando de una de las Guardias de Palacio. Nuestra misión custodiar a su excelencia, el Presidente de la República; los inmuebles que ocupa: el Palacio de La Moneda, su domicilio y el Palacio de Cerro Castillo. Su guardia personal es su escolta, nosotros somos la custodia”.

Orgullosa, cuenta que para ella es un logro, porque hubo muchos años en que fue misión exclusiva de los oficiales masculinos. “Tenemos una gran responsabilidad: cuidamos a la máxima autoridad del país y como mujer aún más, porque tenemos que demostrar que somos mejores -no digamos que del resto-, pero, sí, estamos como a prueba y tenemos que demostrar que servimos o algo por el estilo”.

- ¿Cuáles son las situaciones más difíciles que debes resolver?
“Los más difíciles son los manifestantes. Yo, con mi gente, tengo que sacar, pero sin perder la postura de Guardia de Palacio. Los que cubren el control externo son las Fuerzas Especiales, que trabajan en estrecha relación con nosotros. Tenemos que ocuparnos de los que entran, para evitar que ingresen panfletos o pancartas. Hay un registro previo. Definitivamente hay que hacerlo, porque tenemos que asegurarnos que nadie que circule por los patios sea un peligro”.

-¿Cómo es el Presidente con ustedes?
“El Presidente es muy deferente, aunque sólo tenemos relación directa los lunes cuando rendimos honores y cuando vamos al Palacio de Cerro Castillo, que es un poco menos formal”.

-¿Pololeas?
“Hace un año, con un civil. Antes estuve mucho tiempo con un oficial, pero se hace mucho más difícil compatibilizar tiempos y horarios. Ahora, en cambio, él se adapta a los míos”.

-¿Piensas casarte?

“Todavía soy muy joven. Además sería arduo pensar en la maternidad, sobre todo con mi actual cargo. Creo que debo esperar unos años para poder desarrollarme dentro de la institución”.

 
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