Este es el LaFerrari Aperta.
El coleccionista californiano David Lee debe haber quedado muy frustrado. De nada le sirvieron sus pergaminos como multimillonario empresario en el campo de la joyería y la relojería, ni el hecho de que es cliente de Ferrari, coleccionista de autos y dueño de uno de los monoplazas de Michael Schumacher. La marca italiana simplemente le dijo que no le iban a vender un LaFerrari Aperta.
Primero lo rechazaron los representantes de Ferrari en Estados Unidos y luego fue a Maranello para reiterar su solicitud, pero nuevamente fue rechazada.
Según MotorAuthority, Lee tiene acciones en un concesionario de la marca, ha asistido a la escuela de pilotos “cliente” de Ferrari en Italia y ha promovido las iniciativas de la empresa en torno a competencias entre pilotos-cliente.
Según los expertos fue justamente la actividad paralela desarrollada por Lee en torno a Ferrari la que hizo ganar el veto de la marca, que considera que el californiano recurre a esta relación para promocionarse a sí mismo y a sus iniciativas comerciales.
Según el diario LA Times, “Lee disfruta exhibiéndose socialmente y usa el prestigio de la marca para ello, organizando exhibiciones públicas de su colección e incluso carreras “privadas” que son difundidas públicamente”.
“Amo a esta marca y creo que el modo en que yo disfruto compartiendo mi colección y mi afición por ella es algo muy bueno para el futuro de la marca. Pero si en Ferrari creen que lo hago para auto-promoverme, qué le podemos a hacer. Voy a seguir compartiendo con la gente mi experiencia con Ferrari y mis autos tanto como pueda. En mi opinión no hay nada peor que un coleccionista que oculta sus autos en una colección privada dentro de un garaje y no deja que nadie los vea. ¡Eso sí es una pena!”, dijo Lee a LA Times.
Del LaFerrari Aperta solo se fabricarán 209 unidades y ya todas están vendidas y cobradas, auqnue no entregadas por completo. Su antecesor, el LaFerrari, manejó una lista de aspirantes que cuadruplicó su producción de medio centenar de unidades.