La llegada a Chile el Mercedes-Benz GLA significó poner al alcance de muchos amantes de la marca de la estrella un crossover realmente muy dinámico. Ahora, con la llegada se su actualización, el modelo se pone al día en lo tecnológico y agrega algunos elementos estéticos que subrayan su aspecto de SUV.
Precisamente, el modelo exhibe un rediseño exterior donde destaca una parrilla que acentúa su carácter offroad. Pretende con ello dejar atrás las reminiscencias que inicialmente le pueden haber quedado a alguien de que en realidad estaba ante un hatchback.
¿Lo logra? Solo parcialmente. Como otros que están en este segmento de precio y tamaño, ofrecen diseños demasiado aerodinámicos, con parabrisas muy inclinados y zagas excesivamente elegantes como para que alguien los tome por un SUV, no digamos ya todoterreno.
Claro, el GLA está más elevado que lo usual en un hatch, las llantas son mayores y algo insinúan los pasos de rueda y el zócalo con protecciones sintéticas, pero el caso es que el GLA sigue siendo el interesante crossover casi hatchback de siempre.
Lo mismo pasa en el interior, que está calcado del que tiene la Clase A y que, por tanto, nos vuelve a remitir al mundo de los hatchbacks en diseño y habitabilidad. La postura de manejo, por ejemplo, tanto por la posición que adoptan las piernas como por la altura de la misma, no nos dice nada distinto.
El volante, aplanado en la parte baja, así como todo el paquete estético AMG que acompaña la versión probada de cuenta de una intención mucho más deportiva que offroad, por mucho que el auto tenga una tracción integral. Por cierto, el modelo ahora puede conectarse con celulares via Apple Car Play o Android Auto.
Y si hablamos del manejo, esta impresión queda todavía más subrayada, porque antes de pensar en un crossover o SUV, las percepciones que ofrece este GLA son las de un hatch deportivo de tomo y lomo. La versión GLA 220d 4Matic que probamos, tiene un motor de 2,1 litros, ofrece unos generosos 177 caballos de fuerza, 350 Nm de par máximo y un ajuste de suspensiones más duras de lo esperado. De hecho, son muy duras.
El sonido del motor pasa prácticamente inadvertido de manera que pocas cosas hacen saber al conductor que está a bordo de un auto diésel.
Además, tiene un selector de modos de manejo, pero incluso en su modo Confort, el auto presenta reacciones estupendas; ya en Sport, son adrenalínicas. De hecho, gracias a estas respuestas es que terminamos de convencernos de que el ambiente natural de este auto son las autopistas y no los caminos ripiados, ni mucho menos las calles con hoyos..