Líquido de frenos: Cuando se habla de seguridad los frenos pasan a jugar un rol fundamental para evitar accidentes, de ahí que la revisión frecuente de este líquido debiera ser obligatoria para todo conductor. Para encontrar el recipiente basta con abrir el capó y buscar un depósito que generalmente se ubica detrás del motor por el lado del conductor en un recipiente semitransparente con las respectivas marcas de mínimo y máximo, aunque esto puede cambiar según el modelo. Lo que también debes saber es que cada vehículo necesita un fluido de frenos distinto el cual se encuentra detallado en el manual del fabricante y para detectar si existen problemas con el circuito de frenos hay que estar atento a señales básicas como chirridos al pisar el pedal, que el auto se vaya de lado o que el vehículo tarde más de lo normal en detenerse. Cuando ocurra una situación así es mejor consultar con un experto.
Líquido refrigerante/anticongelante: La labor de este fluido es mantener la temperatura del motor a niveles estables absorbiendo el calor que genera la combustión y además tiene la particularidad que no se congela a bajas temperaturas. Este líquido es tan importante que incluso podría evitar una explosión interna, por eso es que cuando el nivel está bajo es necesario acudir con urgencia a un servicio técnico. Localizar el depósito de este líquido no es complicado y generalmente suele ser un recipiente cuadrado y traslúcido que cuenta con dos marcas que indican niveles mínimo y máximo. También tiene la particularidad que viene en colores característicos como verde o rosado. Además, en la actualidad la mayoría de los vehículos indican en el panel central cuando ocurre un problema con el fluido e incluso advierten que se debe detener el vehículo. Expertos aseguran que no es recomendable mezclar dos tipos de refrigerante, por lo que cuando exista un bajo nivel lo mejor es reemplazarlo.
Líquido de la dirección: Los dueños de vehículos con dirección asistida hidráulica deben comprobar este fluido al menos una vez al año ya que tiene directa relación con las maniobras que se realizan con el volante y, por ende, también influye en la seguridad de los pasajeros. En reglas generales este fluido se ubica en un recipiente que tiene un volante grabado en la tapa y cuando el nivel es bajo se recomienda básicamente rellenarlo con el que indica el fabricante.
Aceite de motor: Es quizá uno de los líquidos de más fácil revisión y el que muchos conocen con solo abrir el capó. Se mide con una varilla que indica el nivel mínimo y máximo recomendado. En ese sentido cuando existe un bajo o alto nivel del aceite el motor puede sufrir graves consecuencias y de ahí la importancia de mantenerlo en óptimas condiciones. También se debe tener claro a la cantidad de kilómetros que hay que reemplazarlo y esa información la entrega el fabricante.
Combustible: Aunque parezca obvio los vehículos a combustión interna deben tener siempre combustible para funcionar. Sin embargo lo que muchos ignoran es que no se recomienda circular con el mínimo de combustible ya que esta acción puede provocar fallas en la bomba del depósito.
Limpiaparabrisas: Su rol es tan básico como también necesario para la seguridad de los ocupantes ya que es el encargado de mantener la visibilidad durante la conducción. Es recomendable mantenerlo cargado con un líquido especial para su función. Al igual que el aceite de motor, es de fácil reconocimiento generalmente con una tapa azul y un símbolo de parabrisas y gotas.
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