La gran mayoría de los fabricantes de autos utilizan la pista alemana de Nürburgring para poner a prueba sus nuevos modelos y llevar al máximo sus máquinas en un trazado que no solo ofrece sinuosas curvas, sino también complejos cambios de nivel. Pues bien, Toyota quiere tener su propio trazado de alta exigencia para testear sus futuros vehículos y de ahí que hace un tiempo comenzó las obras de un moderno complejo llamado “Toyota Technical Center Shimoyama”, cuya primera etapa ya fue inaugurada.
El campus permitirá al constructor japonés contar con instalaciones de última generación para probar sus futuros coches, tanto para los que van a la línea de producción como otros destinados a competencia.
Incluso, el proyecto contempla para 2023 la apertura de una sección con una pista de alta velocidad.
Por lo pronto, se indicó que el trazado total de este circuito se extenderá por alrededor de 5.3 kilómetros y que tendrá un costo superior a los 3 mil millones de dólares una vez que se finalicen las tres etapas del proyecto.
La idea de la gigante japonesa es tener acceso sin restricciones para probar la durabilidad y la capacidad de conducción de sus autos.
Antes de esta nueva pista, Toyota debía coordinar su vista a Nürburgring tratando que combinar sus necesidades con otros fabricantes de automóviles que necesitan utilizar las instalaciones en Alemania o si el calendario tiene carreras en marcha o programadas.
Y si bien el autódromo de Japón será mucho más pequeño que el llamado “Infierno Verde” tendrá igual nivel de complejidad. De hecho, gran parte del recorrido pasa por una zona de colinas boscosas muy similar a lo que ofrece Nürburgring.
El presidente de Toyota, Akio Toyoda, dijo que "replicar las condiciones de conducción severas" permitirá a la compañía "afinar la alegría de conducir".