La primera cinta de Rápido y Furioso termina cuando Toretto y O’Conner se retan a correr ¼ de milla entre semáforo y semáforo pasando por un cruce ferroviario. Toretto corre en un Dodge Charger 1970 que perteneció a su padre y cuyo motor, dicen, tiene 900 caballos de potencia. Pese a que el muscle car estadounidense termina destruido tras chocar con un camión, este auto regresa posteriormente en las entregas 4 y 5.
Al comienzo de la segunda entrega, Brian O’Conner está detrás del volante de un Nissan Skyline GT-R generación R34 para competir contra un Honda S2000 2001 (Suki), un Mazda RX-7 1993 (Julio) y un Toyota Supra Turbo MkIV 1993 (Jack). El R34 regresa para la cuarta película.
Este coche de color verde, con gráficos e iluminación debajo de su carrocería es considerado como uno de los más icónicos en la saga. Su estreno en la franquicia ocurrió en la primera producción.
El Acura NSX original tuvo varias apariciones en las películas de la saga, pero tuvo más relevancia en las películas 4 y 5. Mia Toretto (Jordana Brewster) conduce un NSX-T color negro con algunas partes del NSX-R del mercado japonés. El tiempo que aparece el auto deportivo con motor central es breve, pero su presencia sin duda fue bienvenida.
El Supra fue uno de los autos que se robó las miradas en la primera película. Cómo no recordar que este deportivo fue rescatado por O’Conner de un depósito de chatarra y reconstruido en el garaje de Toretto. Al final de la cinta es el auto que O’Conner entrega a Toretto para que huya de la policía.
En las últimas escenas de la cinta “The Fast and the Furious: Tokyo Drift” el protagonista Sean Boswell (Lucas Black) compite con un Ford Mustang 1967 que estaba desarmado en la cochera de su padre. Le faltaba su motor por lo que deciden ponerle un 2.6 litros, twin-turbo de seis cilindros del Nissan Skyline GT-R.
Se trata de una de las máximas leyendas en las carreras de NASCAR, el Charger Daytona y su gemelo, el Plymouth Superbird, se pueden distinguir fácilmente por sus largos frentes. No obstante, el auto visto en la película en realidad es un Charger 1968 “disfrazado” como Daytona.
En la sexta entrega de Rápido y Furioso Letty Ortiz había perdido la memoria e integraba el “bando de los malos”. Conduciendo un Jensen Interceptor gris mate compite en las calles de Londres contra el Dodge Charger Daytona de Toretto.
Este increíble deportivo aparece en la quinta entrega de la serie ambientada en Río de Janeiro. El Grand Sport es robado de un tren antes de salir volando sobre un acantilado y caer en un gran lago. Por suerte, el auto que “vuela” en la película es una réplica, ya que en la actualidad sólo se sabe que existe un puñado de estos autos originales.
Este coche de competición es considerado en Europa como un verdadero clásico del mundo del rally. Su aparición se dio en Rápido y Furioso 6 donde fue conducido por Brian O’Conner. El auto original contaba con un motor 1.6 litros de cuatro cilindros que producía apenas 113 caballos de fuerza. Si bien no parece mucho, no deja de ser poca potencia si se considera que el auto no pesaba más de una tonelada.
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