La industria automotriz de Estados Unidos pasa por un momento complejo después que el Presidente Donald Trump propusiera suavizar los estándares de eficiencia de combustible en una iniciativa que fue rechazada tajantemente por el estado de California y que de paso significó un verdadero dolor de cabeza para los fabricantes.
El mandatario norteamericano propuso fijar el estándar promedio de eficiencia en 59,5 kilómetros por galón de combustible, lejano a los 75,3 kilómetros por galón que Barack Obama había planeado para el 2026.
Ante este escenario, el estado de California no tardó en mostrar su descontento y anunció medidas para establecer cuotas más ambiciosas de eficiencia, a diferencia de la propuesta de Trump que baja el estándar ya existente.
Pero si bien el estado de California fue el primero en poner sobre la mesa la posibilidad de tener sus propias normas, durante los últimos días se sumaron otros 22 gobernadores que pidieron un “enfoque de sentido común para los requisitos a nivel nacional”, destacó Bloomberg.
La eficiencia de combustible para los vehículos va de la mano con los esfuerzos que realizan las autoridades a nivel mundial para reducir las emisiones contaminantes y luchar contra el calentamiento global.
El dolor de cabeza para los fabricantes
Los grandes fabricantes de vehículos quedaron al medio de la polémica entre la propuesta de Donald Trump y los distintos estados en su contra.
Esto porque de cumplirse con la disminución de los estándares de eficiencia de combustible solo en algunos estados del país, quedando otros con normas más estrictas, obligaría a las empresas a construir coches que se ajusten a cada regulación.
Esto quiere decir que los costos para los fabricantes aumentarían, reduciendo sus ganancias en el largo plazo, de ahí que las grandes empresas también mostraron su posición en el asunto.
Fue así como 17 compañías, incluyendo a Ford y General Motors, firmaron una carta pidiendo a Trump que “regresara a la mesa de negociaciones sobre el planeado retroceso de una de las políticas de firma del presidente Barack Obama para combatir el cambio climático”, publicó el The New York Times.
“Los fabricantes de automóviles están abordando una crisis que es en parte de su propia creación. Habían buscado algunos cambios en los estándares de contaminación al principio de la presidencia de Trump, pero desde entonces se han alarmado por el alcance creciente del plan de la administración”, agrega el medio.
Así las cosas la polémica sigue escalando en Estados Unidos con los fabricantes de autos en el limbo entre las autoridades y el deseo de Donald Trump.