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En uno de los países donde se vende la mayor cantidad de autos eléctricos del mundo, Noruega sigue dando ejemplos de tendencia cero emisiones y es así como una funeraria busca popularizar su servicio “limpio”.
Se trata de una carroza fúnebre 100% eléctrica que Odd Borgar, propietario del vehículo, luce por las calles de Oslo. “Muchos noruegos conducen autos eléctricos y algunos desean dejar este mundo con un toque verde”, dijo.
La carroza eléctrica corresponde a un vehículo Tesla modificado y, según cuenta Borgar, “es nuestra modesta contribución al medio ambiente”.
Desde hace varios años los noruegos, incluido el príncipe heredero Haakon, se han pasado a lo eléctrico, un modo de propulsión particularmente ecológico en un país en el que la electricidad es limpia, ya que su origen es fundamentalmente hidráulico.
Noruega está presente en el sector de los vehículos eléctricos desde los inicios de esta tecnología y actualmente la tendencia está fuertemente anclada. Ya sean modelos pequeños o coches familiares, más de uno de cada dos autos nuevos vendidos en marzo en el país estaba propulsado únicamente por baterías, en lugar de por un motor a combustión.
"En el conjunto del año seguramente también superaremos el 50%", afirmó Christina Bu, secretaria general de la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos.
Los incentivos y mayor conciencia social
Puede que el país nórdico sea uno de los mayores productores de petróleo de Europa occidental, pero su ambición oficial es que a partir de 2025 todos sus vehículos nuevos sean modelos cero emisiones.
"Por supuesto, sigue habiendo desafíos, pero es algo totalmente posible", sostuvo Christina Bu. Para lograr ese objetivo habrá que acelerar el establecimiento de infraestructuras de recarga en las rutas, en las zonas rurales y en los estacionamientos de viviendas colectivas, señala.
El rápido paso del parque automóvil a lo eléctrico se debe sobre todo a la existencia de una política pública generosa, pues los autos eléctricos están prácticamente exentos de los duros impuestos con que se grava a los modelos de gasolina o diésel.
Así, un Volkswagen e-Golf eléctrico cuesta 34.440 dólares (alrededor de 23 millones de pesos chilenos), frente a las casi 35.290 dólares de un Golf con motor de combustión. Pero si el primero hubiera tenido el mismo nivel impositivo que el segundo, su precio habría sido de 43.000 dólares (aproximadamente 29 millones de pesos chilenos).