La Unión Europea dio un importante paso esta semana luego que se convirtiera en ley la prohibición de vender vehículos nuevos con motores térmicos alimentados con combustibles fósiles a partir de 2035, norma fundamental para que el bloque cumpla sus objetivos de descarbonización pero que también impone nuevos desafíos.
Ante los cambios que se esperan con esta decisión, la dirigencia del bloque de países quiere acelerar sus planes para la construcción de una robusta red de alimentadores para vehículos eléctricos, ya que a juicio de autoridades y la industria, los cero emisiones a batería dominarán el mercado, más allá de los avances que se puedan registrar con los futuros ejemplares que operen con combustibles electrónicos.
En ese contexto se conoció que el Consejo de la Unión Europea, con Suecia en la testera, decidió “pisar el acelerador” y ya tiene listo el proyecto de ley que obligará a los países miembros a disponer de cargadores eléctricos cada 60 kilómetros en las principales carreteras de la Red Transeuropea de Transportes para finales de esta década.
La idea, según indica una nota de motor.es, es que para 2030 exista la infraestructura necesaria para facilitar el tráfico de particulares y de mercancías a lo largo de toda la Unión Europea.
Para alcanzar este objetivo la iniciativa, que aún no entra en trámite, establece dos áreas de acción. La primera apunta a desarrollar estaciones de repostaje para vehículos alimentados por baterías y, la segunda, para ejemplares que usan pila de hidrógeno. Ambos sistemas deben convivir en las futuras instalaciones programadas entre 2025 y 2030.
Además de eso, los países del bloque también estarán obligados a instalar estaciones en autopistas de conexión, así como en carreteras nacionales, adaptándose siempre a los avances tecnológicos.