Todo amante de las tuercas tiene claro que para poseer un vehículo de alta gama no solo hace falta el dinero necesario para comprarlo, sino que también los recursos para mantenerlo en óptimas condiciones mecánicas. Esto debido a que modelos como los de la marca Bugatti van asociados a altos costos de manutención o reparación de elementos.
Eso bien lo saben Tom y Carl Hartley (padre e hijo), dueños de una compraventa de autos de lujo en Reino Unido quienes pasaron por una insólita situación para reparar un botón de los retrovisores de un Bugatti Veyron.
Según contaron en una entrevista con Rob Moore, uno de los creadores de contenido británicos más conocidos, cuando se percataron del problema del mando de los espejos laterales, cotizaron la reparación con un servicio oficial de la marca.
Mayúscula fue la sorpresa cuando la cuenta ascendía a casi 11 mil euros, es decir, más de 10 millones de pesos chilenos.
La justificación de la elevada cifra fue que debido al problema se debía cambiar también el motor que mueve el espejo y prácticamente la puerta entera.
Sin embargo, Carl Hartley decidió preguntar por una segunda opinión y llevó el deportivo a un taller especializado en recambios con quien trabajaban hace años. Es tal la reputación de ese taller que, según contaron en la entrevista, suministra piezas de fibra de carbono para los monoplazas de Fórmula Uno.
Y la decisión parece haber sido la correcta ya que lograron reparar la pieza afectada, reemplazándola por un botón idéntico al de un Volkswagen Transporter que sólo costó 1,16 euros.
De hecho, el dueño del taller le dijo a Carl Hartley que “me debes una cerveza” por el trabajo realizado, el cual tomó solo 25 minutos.