La Comisión Europea sigue firme en su intención de prohibir la venta de vehículos de combustión interna en el territorio comunitario en 2035, a pesar de la resistencia de los fabricantes del sector automotriz, que en las últimas semanas ha insistido en flexibilizar las normas propuestas.
Esta postura será defendida por el próximo comisario europeo de Acción por el Clima, Wopke Hoekstra, durante las audiencias en el Parlamento Europeo que se llevarán a cabo en noviembre, según un informe de Financial Times.
En documentos internos, Hoekstra, de origen neerlandés, subraya que "no se puede ni se debe dar marcha atrás" en los planes de prohibir la venta de vehículos impulsados por gasolina y diésel, reafirmando la posición legislativa adoptada en 2021. Esta normativa ha sido objeto de críticas por parte de los fabricantes, quienes ahora enfrentan una notable caída en las ventas de autos eléctricos, además de una creciente competencia por parte de los fabricantes chinos.
Hasta la fecha, todos los grandes fabricantes europeos, a excepción de Renault, han advertido recientemente sobre una disminución en sus beneficios. Es más, Volkswagen, el mayor empleador privado de Alemania, está considerando cerrar sus plantas en el país por primera vez en sus 87 años de historia.
Por su parte, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés) advirtió en un reciente comunicado que la industria podría enfrentar multas de hasta 15.000 millones de euros para 2025, una vez que entren en vigor algunas de las nuevas normativas comunitarias. Estas regulaciones buscan reducir las emisiones de gases contaminantes en un 15% con respecto a los niveles de 2021.
Además, existe una creciente preocupación de que los fabricantes europeos, como Volkswagen y Stellantis, estén perdiendo terreno frente a sus competidores chinos y estadounidenses. En estos mercados, las empresas locales han recibido fuertes subsidios estatales que han facilitado la transformación de sus industrias hacia modelos más sostenibles.
No obstante, el informe de Hoekstra sostiene que las nuevas reglas proporcionan "previsibilidad para los inversores y fabricantes" y son fundamentales para que la Unión Europea alcance sus objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono, además de "reforzar la competitividad de la industria automotriz de la UE".
Actualmente, Bruselas mantiene como objetivo reducir las emisiones contaminantes en un 55% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para mediados de siglo.