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Lo que no se vio del amargo debut de Messi en Copa América: Ofuscado y solitario

El delantero de Argentina vivió un partido especial en La Serena. Fue constantemente ovacionado, tuvo momentos de buen fútbol, pero terminó buscando explicaciones al empate ante Paraguay.

14 de Junio de 2015 | 10:00 | Por Claudio Ortega, enviado especial a La Serena

Messi quedó con amargura tras el empate.

LA SERENA.- Son pasadas las 17:00 horas y Argentina arriba al estadio La Portada en medio de gran expectación, y claro, no es para menos, porque en el bus vienen algunos de los mejores jugadores del mundo, entre ellos Lionel Messi.

Uno a uno comienzan a descender los futbolistas de la "Albiceleste" hasta llegar al turno del astro del Barcelona. "Grande Messi, genio, figura", son los gritos de los hinchas presentes. Ese es su primer encuentro con los fanáticos en el recinto de La Serena. 

Tras la charla en el camarín, Argentina sale exactamente a las 17:48 al campo de juego para los ejercicios precompetitivos. Messi se enfrenta a los más de 13 mil hinchas que ya colmaban el estadio, en su mayoría trasandinos.

En su primer contacto directo con el público la ovación es cerrada, la que a eso de las 18:10 se repite cuando es nombrado en la formación titular de la "Albiceleste". Entremedio, los gritos hacia el atacante se repiten cada vez que toma el balón.

Son las 18:30 horas y el partido está por empezar cuando los fanáticos argentinos comienzan con el cántico que más se escucharía en todo el encuentro: "Vení, vení, canta conmigo que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar".

Pasan los minutos y en su primer contacto con el balón los aplausos se multiplican, más aún cuando arma su primera gran jugada, la que termina con una infracción y sus reclamos al árbitro.

El astro del Barcelona otra vez toma el balón y casi anota su primer gol. La ovación cae una vez más en La Portada. Luego se acerca a Ever Banega y conversan. Las acciones siguen. Se mueve entre la banda y el centro del ataque y brinda uno que otro destello de su calidad.

El tiempo pasa y se le ve solo, muy pegado al sector derecho y sin ninguna interacción con su entrenador Gerardo Martino o con otros de sus compañeros.

Es más, lo más cerca que está con el resto de los jugadores es al celebrar el gol de Sergio Agüero y más tarde al festejar su anotación de penal.

Son las 19:19 y acaba el primer tiempo. Messi camina en solitario hacia los vestuarios, con su rostro serio, pese a que Argentina está 2-0 arriba.

Ya son las 19:36 y arranca el complemento. El delantero se ubica en la banda derecha, casi pegado a la línea, se arregla la jineta y mira al cielo. 

Pasan los minutos y aparece de vez en cuando. Protagoniza una que otra llegada de Argentina, pero en muchas jugadas parece un espectador en el campo. 

Pareciera que está pegado en la banda derecha, aunque cuando toma al balón genera peligro en las escasas ocasiones que protagoniza. Su baja en el rendimiento se nota. Camina por la cancha y ve a lo lejos como cae el primer gol de Paraguay, un golazo de Nelson Haedo Váldez.

Ya son las 20:11 y vienen los cambios. Entran Carlos Tévez y Gonzalo Higüaín. Messi sigue en cancha, pero pasa prácticamente desapercibido. Si no fuera por los gritos de los hinchas argentinos, su nombre no aparecería en La Portada.

20:20 horas y llega el gol de Lucas Barrios. El delantero del Barcelona no lo puede creer. El ex atacante de Colo Colo pone el empate 2-2 en la agonía. La "Pulga" mira al cielo, también a Gerardo Martino y mueve la cabeza. 

A las 20:24 horas llega el pitazo final. Messi lleva sus manos a la cintura, agacha la mirada y se queda detenido por largos segundos. No lo puede creer. Levanta la mirada, en un rostro que evidencia amargura, y emprende camino al túnel. 

Así el primer partido de Messi en Chile llega a su fin, de la manera más triste para él y sus compañeros. Con un inesperado empate 2-2 con Paraguay en su debut en Copa América.
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