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Jesús Pino, el central con el récord de haber jugado en las 5 divisiones en Chile: "En Tercera dormíamos 20 en una pieza"

El zaguero ha jugado en Tercera B y A; Segunda División, Primera B y en la A con San Luis.

18 de Septiembre de 2018 | 10:32 | Por Fabrizio Belmar Blau, Emol
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Jesús Pino debutó este año en la Primera División, defendiendo la camiseta de San Luis.

Photosport
SANTIAGO.- Las diferencias entre las cinco divisiones que hoy sobreviven en el fútbol chileno están muy marcadas: lugares donde vivir para los jugadores, centros de entrenamiento e incluso los sueldos presentan diferencias siderales entre las distintas categorías: Tercera B, A; Segunda División, Primera B y la A.

Y uno que sabe aquello con propiedad es Jesús Pino. El defensor de 27 años tiene el particular récord de haber jugado en las cinco divisiones del balompié nacional, quizás el único -por lo menos en los registros- que podría contar con ese "chiche".

El zaguero hoy milita en la Primera B, defendiendo la camiseta de Unión San Felipe, pero antes estuvo con Deportes Santa Cruz en Tercera B. Luego en el mismo equipo en Tercera A y Segunda Profesional. Ya este año en el primer semestre debutó en Primera con San Luis de Quillota, pero volvió al ascenso con el cuadro del Aconcagua.

Y si bien hoy goza de un buen presente en la B, sus inicios en las categorías menores del fútbol nacional fueron duras y muchas veces vivió situaciones que marcan el enorme contraste entre las distintas categorías.

Las dificultades que vivió en Tercera y las diferencias con las divisiones mayores

En su llegada a Deportes Santa Cruz –un equipo al que Pino le tiene especial cariño por todo el tiempo que defendió sus colores y del cual se confiesa como un gran agradecido- tuvo que sortear situaciones sumamente difíciles, cuando el equipo de la Región de O’Higgins estaba en la Tercera B.

"Vivíamos todos en una pensión, con todo el sacrificio que hacían los dirigentes. Porque los dirigentes en Tercera B son gente trabajadora, que a veces se hacen cargo de un club. Con todo su esfuerzo nos tenían una pensión, pero los días de lluvia se inundaba", relata Pino.

-¿Qué hacían en casos así?
"A las 4 de la mañana estábamos con baldes sacando el agua. Estábamos todos en una pieza gigante, dormíamos 20 jugadores y ese tema era difícil de solucionarlo. En el momento pasas esta rabia, pero uno lo toma como cosas normales. Uno piensa en que hay que jugar nomás, porque no hay otra solución".

Pero al ascender las cosas mejoraron de manera considerable. "Ya después en Segunda ahí uno veía si arrendaba con compañeros o solo. Los más jóvenes vivían en una casa, tipo pensión . Y en la B lo mismo, uno se busca dónde arrendar al igual que en Primera", confiesa.

Hoy vive así. Pino arrienda su propio departamento en San Felipe, donde vive actualmente con su pareja y su hija.

Además, las diferencias salariales eran grandes. Incluso cuando se trataba de un cadete que era subido al plantel profesional en un equipo de Primera División. "En puntualidad en los pagos nunca tuve problemas en Santa Cruz. Siempre fueron responsables en ese sentido".

-¿Pero se notaba mucho en cuanto al sueldo mismo?
"En monto sí cambia harto. En Tercera B, cuando yo estuve, los sueldos más altos no superaban los 120 mil pesos, y creo que tiene que haber sido para uno o dos jugadores. De ahí para abajo hasta los 20 mil pesos. En Primera obvio que cambia, si cuando eres juvenil y al tener contrato ya te duplican el sueldo por que es por el sueldo mínimo".

De buscar dónde entrenar a hacerlo en centros totalmente equipados

Los lugares para hacer los trabajos durante la semana también eran un tema en las categorías más bajas. En Tercera "cuando llegué entrenaba en cualquier parte. Me acuerdo que cuando llovía mucho no había cancha y entrenábamos por fuera del estadio. Estaba lleno de barro y entrenábamos igual. Y todos disfrutábamos esos momentos. Se entrenaba igual, todos embarrados y donde fuera", explica.

No obstante, al ascender de categorías con Santa Cruz la situación fue adquiriendo ribetes cada vez más profesionales. "En 2016 entrenábamos en el estadio Joaquín Muñoz García y en el complejo municipal. Se profesionalizó lo que más se pudo. Para mí el club no tiene nada que envidiarle a un equipo de la B".

Sobre la misma, con San Felipe las cosas mejoraron aún más. "El equipo tiene su propio complejo, con gimnasio, camarines, una cancha sintética y dos canchas de pasto natural".

En tanto, en Primera División la situación sigue mejorando en comparación a las divisiones inferiores, incluso teniendo en cuenta que militó en elencos denominados "chicos". "En los dos equipos me he topado (San Luis y La Calera), ambos tienen sus propios complejos deportivos con todo lo necesario para entrenar", afirmó.

El el estilo futbolístico como contraste

"En Tercera es un poco más desordenado, es más de meter, correr y se puede pegar un poquito más. En Segunda ya es algo más táctico pero también es de meter y correr. Primera B, ya lo táctico toma mucho valor. Los equipos se cierran bien, cuesta entrar al arco rival, y en lo físico también hay que estar al cien por ciento. Para mí lo de correr y meter está en todas las divisiones y ya en Primera A el fútbol es muy táctico, no es correr por correr, todo tiene un objetivo, y hay que tratar de cometer los menos errores posibles ya que una jugada que te equivocas con la calidad de jugadores que hay, puede costar un gol.", confiesa

Hoy, ya en la Primera B, Jesús Pino quiere alcanzar la liguilla en el ascenso para así volver a cumplir su sueño de estar en Primera. El mismo que asegura consiguió jugando en todos los equipos que estuvo, por lo que ahora su motivación seguirá siendo la misma para volver a la máxima categoría: jugar todo lo que pueda para volver a la división de honor…
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