Vidangossy entrenando con Melipilla.
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Tras su partida de Deportes Melipilla el año pasado y una breve aventura con el Pittsburgh Riverhounds SC de Estados Unidos, Mathías Vidangossy fichó por Deportes Valdivia cuando el campeonato de Primera B lleva ya ocho fechas.
"Tengo un cuadro depresivo"
Mathías Vidangossy
Costaba imaginar este presente hace una década. El delantero formado en la Unión Española brillaba en la selección chilena Sub 20 con su gambeta endiablada y eléctricas carreras por las orillas. En el Mundial de Toronto, donde la "Roja" terminó tercera, se llevó todos los aplausos. Se pensaba en una carrera tan prometedora como la de Arturo Vidal, Alexis Sánchez o Gary Medel.
Su historia empezó a cambiar en España. El Villarreal lo compró y lo cedió al Almería, pero el elenco rojiblanco ni siquiera lo inscribió para jugar. Volvió a Chile a los seis meses y nunca más regresó a Europa. Pasó por Audax Italiano, Everton, Ñublense, el Ceará SC de la segunda brasileña y San Luis de Quillota en solo tres temporadas.
A esas alturas, la promesa se había desvanecido y había dado paso a un jugador que se ausentaba sin excusas de los entrenamientos. El medio lo tachaba de indisciplinado, pero él, según reconoció años después, se daba vueltas en la cama pensando en porqué no llegó al Barcelona.
Luego de un correcto paso por La Serena sorprendió firmando con Colo Colo, su primer grande, en el 2012. Con la camiseta del "Cacique" dejó pinceladas de talento, a ratos parecía que por fin echaba a volar, pero terminó consumido por la angustia.
Anduvo por Unión Española, Palestino, el Tigres y el ex Jaguares de México. Sus ex compañeros de selección, en tanto, hacían historia con un bicampeonato de América. Si bien se alegraba, también le dolía.
Siguió con chispazos hasta que tuvo que parar en 2016 por un lesión de ligamentos y algo más. "Tengo un cuadro depresivo", admitió en esa época. Por si no bastara con ese amasijo de problemas, sufrió un portonazo y le robaron un auto avaluado en $45 millones.
No quiso volver a Palestino porque, según él, le ofrecían "400 lucas" y luego de un año sin jugar llegó a Deportes Melipilla en 2018. Ahí se le perdió el rastro hasta ahora. Cerca de cumplir 32 años, quiere volver a sentirse futbolista.