RÍO DE JANEIRO.- Minuto 73 del partido, el balón está del lado de la selección chilena y de repente un hincha irrumpe en la cancha del Estadio Maracaná.
Con una cabeza de gallina y una bandera en la espalda, el personaje acapara las miradas y la reacción de las tribunas.
El fanático arrebata la pelota en el círculo central y comienza una carrera frenética por la cancha bajo la atenta observación de los jugadores de ambos países.
En las tribunas primero caen las pifias, pero luego el público disfruta de la veloz carrera del hincha que burló la seguridad del mítico recinto brasileño.
Pasaban los segundos y nadie podía detener al seguidor, eso hasta que Gonzalo Jara le lanzó una fuerte patada y lo mandó rápidamente al suelo.
La acción del defensor despertó de inmediato al público. Los uruguayos pifiaban con fuerza, los chilenos aplaudían el acto. El debate a esa altura estaba instalando.
Al mismo tiempo, Luis Suárez encabezaba los fuertes reclamos de varios jugadores mientras la banca "charrúa" explotaba contra el cuarto árbitro. Todos pedían una sanción para el defensa de Estudiantes.
Las pifias y gritos de reprobación caían con fuerza de un sector, del otro los aplausos. Algunos recordaban lo ocurrido en 2015 con Cavani. ¡Otra vez Jarita!, decían.
Pero pese a las presiones, el árbitro no cedió y se mantuvo firme. No había sanción para el zaguero, pese a que la banca "charrúa" se quejaba con todo.
Al otro lado estaba Rueda, quien mientras todo se definía esperaba atento la resolución con las manos en la espalda. Ya con el veredicto, respiró más tranquilo.