Gareth Bale viajó con el Real Madrid a la pretemporada, pero en el primer partido, ante el Bayern Munich, ni siquiera fue al banco de suplentes. El técnico Zinedine Zidane fue contundente y dejó claro que no lo quiere. "Bale se ha quedado fuera porque el Madrid está tratando su salida. Si se puede ir mañana, mejor", declaró en la rueda de prensa.
La relación entre ambos ha sido de tensión constante. Cuando "Zizou" asumió a inicios de 2016 en reemplazo de Rafa Benítez, el estatus del galés cambió sideralmente. De fichaje estrella pasó a ser un jugador sobre el que el técnico guardaba dudas. Empezaron las malas caras de Bale, las declaraciones que parecían reproches mutuos, las suplencias.
El galés terminó de explotar en la final de la Champions 2018 frente al Liverpool. En Kiev partió en el banco e ingresó para destrabar un partido con un monumental golazo de chilena. Tras el partido, y en medio de los festejos, Bale mostró su amargura.
"Tendré que hablar con mi representante porque quiero jugar, no me gusta esta situación", declaró.
Ese día el "merengue" le ponía el colofón a su edad de oro con una tercera Liga de Campeones consecutiva. A Zidane no le gusta el tono ni el momento. Habló con el presidente Florentino Pérez y pidió la salida del fútbol, pero el dirigente se negó a transferir a su fetiche, argumentando que sin Cristiano Ronaldo en el equipo era su momento de brillar. El entrenador galo, acusando cansancio, terminó renunciando.
Bale no dio un pase adelante ni con Julen Lopetegui ni con Santiago Solari y el Real Madrid apostó por la vuelta de "Zizou" ocho meses después de su salida. La decisión no gustó nada a Bale ni tampoco a Jonathan Barnett, su polémico representante y quien llevaba meses apuntando al DT.
Un nuevo cortocircuito no tardaría en producirse. Luego de un partido contra el Rayo Vallecano en Vallecas, el ex Southampton salió rápido del camarín para subirse a un avión privado al margen del grupo. "No sé si Bale está centrado en el Madrid, preguntenselo a él", dijo Zidane.
A partir de ese encuentro el estratega tomó una decisión rotunda: no volver a contar con el atacante. Lo dejó fuera de la lista de citados frente al Villareal y la Real Sociedad, y en el último partido de la campaña contra el Betis no jugó ni un minuto.
Bale se aferra a un contrato al que le todavía le quedan tres años y 17 millones de euros para seguir en el Santiago Bernabéu. "Tiene una vida fantástica allí, no hay motivos para salir aunque parezca que a Zidane no le guste mucho", afirmó su representante.
El campeón del mundo con Francia ya dejó clara su postura, pero hasta el alto costo del jugador de 30 años dificulta un traspaso. Bayern Munich ya le cerró la puerta y para el Tottenham es un deseo posible. China podría ser una opción en estos momentos.
