Las miradas apuntaban a Quilín. En la sede de la ANFP se definía el futuro del fútbol chileno. El destino estaba en manos de los presidentes de los 32 clubes. ¿Intentar reanudar o definitivamente parar? Esa era la interrogante.
Pero antes de tomar una decisión, el directorio encabezado por Sebastián Moreno tenía que jugarse sus cartas. La apuesta era cerrar todo y para ello había que presentar una propuesta satisfactoria para los equipos.
Así fue como
las cabezas del balompié nacional idearon una salida. Terminar ahora los campeonatos y jugar un torneo en conjunto el 2020. Algo denominado como Superliga. ¿De qué se trataba esto?
La propuesta de la ANFP fue que esta temporada no existiesen descensos ni ascensos y que el próximo año se unieran en una sola división los 32 clubes que conforman la A y la B. El evento se desarrollaría en una única rueda.
Si bien el formato del revolucionario campeonato juntaba a todas las instituciones, existiría una evaluación distinta para quienes venían de cada categoría este 2019: Ascensos y descensos se concretarían mediante un coeficiente de rendimiento.
"El encabezado de la Superliga era bueno, pero la forma en que se jugaba y las implicancias que tenía eran ridículas"
Un presidente de la B
Si eso ya no parecía a varios clubes,
el hecho de mantener la distribución de los dineros del CDF tal como esta temporada -pese a que en 2020 estarían todos en una misma división- tampoco gustó nada.
De hecho, en plena presentación estalló la tensión cuando el presidente de Huachipato, Victoriano Cerda, mostró su molestia por el proyecto exhibido. "Se paró y le dijo al directorio que venían a presentar 'huevadas' (sic) al consejo", cuenta un presente de la cita en Quilín.
"El encabezado de la Superliga era bueno, pero la forma en que se jugaba y las implicancias que tenía eran ridículas, sin análisis", sentencia un timonel de la B.
"Por ejemplo, con el coeficiente de rendimiento se armaba la tabla y al final de la temporada los que estaban de la mitad hacia arriba quedaban en la A y el resto iba a la B para 2021", detalla otro mandamás.
Además, en cuanto a clasificación a copas internacionales los elencos que actualmente están en la B no tendrían derecho a obtener un cupo. Por todo esto la idea se fue a pique.
Muchos directivos recriminaron en duros términos a Moreno calificando su idea como "absurda" y ardió Troya. Convulsión total que incluso llevó a pensar la suspensión del consejo.
Uno de los clubes que rechazó el proyecto de la Superliga fue Wanderers. El elenco caturro argumentó su voto para que reanudar el fútbol basado en que no le parecía el revolucionario certamen ideado por la ANFP.
"La opción que propuso la ANFP para dar por terminado el campeonato implicaba que no había ascensos ni descensos, proponiendo para el 2020 un campeonato de 32 equipos, pero manteniendo sus actuales categorías hasta el año 2021. Esto significaba para Wanderers continuar en la Primera B, lo que consideramos una evidente injusticia y un perjuicio deportivo", expuso el conjunto que hoy es el líder del ascenso.
"Votar a favor del término del campeonato habría significado un gravísimo perjuicio para el club. Se nos condena a permanecer un año más en Primera B, pese a los méritos exhibidos en la cancha durante el campeonato", se reclamó en el escrito.
Si bien hoy la idea de la Superliga está enterrada, son varios los que se abren a volver a evaluar este torneo siempre y cuando sea "con altura de miras y justo para todos".