Compitiendo con la selección nacional.
Unión Internacional de Triatlón
La conmoción y la tristeza se han tomado Corea del Sur. La triatleta Choi Suk-hyeon, de solo 22 años, se suicidó en el dormitorio de su equipo en la ciudad de Busan.
La deportista, bronce en la categoría junior de los campeonatos asiáticos 2015, estaba desesperada. Durante mucho tiempo sufrió agresiones físicas y verbales de sus entrenadores.
A través de redes sociales se han difundido el pantallazo del último mensaje que le envió a su madre. Le pedía "revelar los pecados” de sus abusadores. Un día antes de su muerto, escribió esto en su diario: "He sido agredida de forma tan violenta... que lloro todos los días. Preferiría morir después de ser golpeada como un perro".
En un audio difundido por la cadena YTN, se oye como su entrenador la recrimina por no cumplir el control de peso. "Debes evitar comer por tres días. Aprieta los dientes", le grita. Luego se siente el sonido de una cachetada. "Si te enfadas mañana te daré otra lección". Como castigo la obligaron a comerse 166 dólares de pan y la agredieron.
El Comité Olímpico Surcoreano ignoró las denuncias. La entidad ahora ha expresado su “profundo lamento” por lo sucedido y se comprometió a tomar "medidas severas" contra los involucrados.
Tal repercusión ha tenido el caso que hasta el presidente, Moon Jae-in, habló sobre los abusos en el mundo del deporte y pidió una investigación profunda.
Lamentablemente el caso de Choi Suk-hyeon no es el único en Corea del Sur, una portencia del deporte a nivel mundial. En 2019, la doble campeona olímpica en short-track, Shim Suk-hee, acusó de agresiones sexuales a su ex entrenador, ya condenado por darle varias palizas. Se le sentenció a de diez meses de prisión.
