Jennifer González logró lo que nadie más pudo. Será la primera chilena en llegar a la UFC, la empresa de artes marciales mixtas más grande del mundo.
Pese al estruendo que causó la noticia, González, de 35 años, mantiene la calma, no parece demasiado impresionada. Uno de sus entrenamientos acaba de terminar. Junto a su pareja y entrenador, Pablo Villaseca, tienen un gimnasio en la comuna de La Florida y viven en la parte trasera. Se nota cansada, pero dice que le va bien porque no para. Sentada sobre el tatami, reflexiona sobre su carrera. Lanza frases cortas, pero contundentes como sus puños.
"Hay mucha gente que me conoció ahora. Pero la UFC es el termino, no el comienzo de algo. Siento que llegué muy tarde a buen nivel. Debería haber llegado antes, pero también necesitaba trabajar, comer, pagar cuentas. Yo hubiese entrenado todo el día, pero no podía", le cuenta a Emol.
En la entrada de la casa hay un letrero que dice "Cuidado con el Rottweiler". Ella se ríe. Tiene cinco perros, pero ninguno de raza. Todos recogidos de la calle. "Los animales me conmueven. Muy empática con las personas no soy, pero con los animales sí". Mientras conversa, los perros se van acercando uno a uno para que los acaricie a pesar de que les pide que se vayan con un gesto.
González hace clases. Sus alumnos la llaman la "Jefa". Impone respeto. A un grupo de mujeres, les enseña defensa personal. Recuerda que una vez en el metro un hombre le tocó la pierna y lo noqueó. Sintió vergüenza.
Los orígenes y un camino difícil
González es de Las Vizcachas, viene de una familia humilde y a los 13 años partió en el deporte. Dice que se juntaba con un amigos "medios hippie" y un día alguien del grupo prendió un cigarro. El hermano de Jennifer la vio, se espantó y la llevó al gimnasio. Era instructor de taekwondo.
Allí pasó todas las tardes de la adolescencia. No tenía ningún plan claro, solo sabía que le gustaba mucho pelear. Sin embargo, a los 17 años se alejó de los gimnasios. Fue mamá.
"Al principio trabajaba en cualquier cosa, pero me gustan los negocios. Tuve una importadora de ropa, chiquitita. Me iba a bien. El tema es que conocí las artes marciales mixtas", expresa.
Se acercó al mundo del MMA por Pablo Villaseca. Empezó una relación con él que lleva más de una década.
Por ese entonces, él estaba recién construyendo su carrera como luchador profesional y entrenaba todo el día. Para poder pasar tiempo juntos, Jennifer lo seguía.
"Estamos acostumbrados a estar todo el día juntos. Hay gente que dice 'no aguanto a mi pareja', con nosotros es al revés. Nos llevamos bien. Ella está acostumbrada a entrenar conmigo, le gusta entrenar solo conmigo, no le gustan los demás instructores", afirma Villaseca.
Los problemas económicos fueron en aumento. Entrenaba todo el día y dedicaba menos horas a la importadora. Pero a la "Jefa" le comenzó a dar "un poco lo mismo" mientras a su hijo no le faltara nada.
González recuerda que su primera pelea semiprofesional la ganó. Pero trajo consecuencias. Dejó mal a su rival, con el rostro inflamado y llena de moretones. Las pocas luchadoras que había en Chile no querían pelear con ella. Para la "Jefa" fue un problema. Tenía fuerza y potencia, pero le faltaba mucha técnica aún.
Costaba mucho conseguir combates. Una vez fue Argentina. Todo estaba listo, contrato firmado, pero la rival no se presentó. Finalmente, su primera profesional fue en Brasil. La llevaron para que su contrincante mejorase su récord y así ocurrió. González dice que no supo cuándo se subió a la jaula y cuando se bajó. Fue la primera de varias derrotas seguidas.
"Hubo un momento en que no quería seguir peleando. Había pelea una vez a las miles y eso significaba que te pagaban una vez a las miles. Yo invertí en instructores de boxeo, de lucha olímpica, traje a un instructor de San Antonio que venía a hacerme clases a mí tres veces a la semana acá. Hubo mucha inversión de parte mía", relata.
(Crédito: @jennifergonzalezmma)
La falta de peleas no eran su único problema.. Cuando se subía a la jaula no podía demostrar su nivel. Se ponía nerviosa. No escuchaba lo que le decían, a veces ni siquiera miraba, se aceleraba más de la cuenta.
"Me frustré mucho. Me hizo mal. La pasé súper mal. Yo sabía que era más que eso. Yo hacía sparring y en la jaula no daba ni el 30% de lo que era. Estuve con psicólogo deportivo. Lo que me llevo a seguir es que sabía que podía más. Hay personas que te dicen que no sirves, decían 'para qué va a Brasil de carne de cañón'. Es típico de que si ganas eres la mejor y si pierdes eres la peor. Yo sabía que podía más, que tenía que demostrar. Ahora no me importa, me da lo mismo la gente. Creo que no debe ser muy simpática para las personas", declara.
Pablo Villaseca dice que fueron meses muy malos. Él sufría como su entrenador y como su pareja.
"Siempre supe que ella podía llegar lejos, pero a la hora de competir no demostraba nada. Era una época preocupante. Si tú no rindes en esto, no es como en el fútbol, acá sales dañado, no es un juego. Nadie juega a pelear. Hubo un tiempo en que ella y yo pensamos en que dejara de pelear. Ella por frustración y yo porque veía que se veía congelada, era peligroso para su salud", comenta.
El despegue
Poco a poco comenzó a levantar, a ganar y a llamar la atención dentro de la industria.
(Crédito: @jennifergonzalezmma)
Hace un tiempo, viajó a México. Allá trabajó con Raúl Arvizu, el entrenador de Brandon Moreno, campeón de las 125 libras en la UFC.
Fueron cuatro meses que estuvo con Arvizu. Hizo un muy buen sparring con Silvana Gómez, que ya está en UFC, y sumó varias victorias seguidas (tiene récord 13-5). Eso le abrió las puertas.
"Soy súper simple", dice González. Cuando no está entrenando o haciendo clases, le gusta tomar una cerveza y ver una película. Tiene una amiga que le reclama porque nunca va a verla pese a que viven cerca. Pero a ella prefiere estar en el gimnasio con sus perros. Es su micromundo.
A la "Jefa" le gustan los negocios. Durante un período de la pandemia, tuvo una pequeña empresa de sanitización, pero se aburrió y lo dejó pese a que le iba bien. Piensa en estudiar diseño gráfico más adelante. El contrato con la UFC será un aporte importante.
"Juntando hombres y mujeres, Jennifer es quien hoy en Chile tiene la mayor cantidad de peleas. Es la número uno a nivel sudamericano en su categoría, no hay hombres chilenos que sean número uno en su categoría. Aún así no era la peleadora más importante de los eventos en Chile. Jennifer no era la peleadora mejor pagada. Es un mercado que tiene un poco de desigualdad de género y eso hacía que fuera más complicado que ella se pueda dedicar solo a pelear. Jennifer y yo no vivimos de las peleas como tal, vivimos de las clases, de otros negocios que se han ocurrido en el camino", narra Pablo Villaseca.
El debut de González en la UFC será el próximo 26 de febrero ante la brasileña Josiane Nunes. Peleará en las 135 libras. Cree que se sentirá presionada y eso no le gusta. Pero también aclara que es persistente. No tiene miedo.