Toda la presión estaba sobre él. Era el momento más importante en la historia del fútbol de Marruecos. Achraf Hakimi tomó la pelota, aceleró y definió el penal a lo "Panenka". Con ese tanto sentenció la tanda y eliminó a España. Por primera vez, "Los Leones del Atlas" clasifican a cuartos de final de una Copa del Mundo.
Hakimi es una de las figuras de la plantilla. El lateral derecho ha hecho una carrera formidable. Hoy está en el Paris Saint Germain. También vistió las camisetas del Real Madrid, del Borussia Dortmund y del Inter de Milán. En el elenco italiano compartió con Alexis Sánchez y Arturo Vidal. Es muy amigo del este último. El "Rey" le escribió luego de que se sellase la hazaña de Marruecos: "Felicidades, hermano".
Hakimi anda en autos de lujos, viaja en jets privados y usa prendas que valen miles de euros. Un presente que contrasta con su pasado.
Hassan y Saida Hakimi, los padres del jugadores, abandonaron Marruecos en la década del noventa y llegaron a España buscando una vida mejor.
Se instalaron en los suburbios de Madrid. Achraf nació el 4 de noviembre de 1998 y cuando creció se unió a las inferiores del Real Madrid. Recuerda que el primer día su papá lo fue a dejar al club en su viejo auto Renault que tenía cartones en lugar de vidrios.
La vida no era fácil. El futbolista lo ha contado. "Mi madre limpiaba casas. Mi padre era vendedor ambulante. Que yo practicara fútbol era un sueño para mí y un sacrificio para ellos. Mis hermanos sacrificaban cosas. Éramos muy pobres. Ahora yo lucho por ellos. Vivíamos los cinco en un piso humilde. Mi padre, mi madre, mis dos hermanos y yo. Cinco. Mis padres preferían no comprarse ropa para que no nos faltara nada.", contó.
Hakimi se destacó en las inferiores del Madrid. En 2017 debutó con el primer equipo. Pero el ser futbolista ni el haber nacido en Europa evitaban que sufriera racismo.
"Aun teniendo mi DNI y mi pasaporte, da igual. Ven un nombre árabe. Ven tu cara marroquí. Quieran o no, hacen cosas racistas. Aunque no sea intencionadamente, sí lo he notado. Y lo sigo notando. Puedo ir en un buen coche, con la gorra, saliendo del Bernabéu, o de cenar con mis amigos... Y nos para la policía. Piensan que somos gente que roba coches. Lo puedes entender, pero siempre es con los mismos, con personas extranjeras. Sin despreciar a nadie, a un español o a un blanco no le paran", declaró.
Sin lugar en el Real Madrid, partió a préstamo al Borussia Dortmund. En Alemania rindió muy bien. Volvió al Madrid y el elenco merengue lo vendió por 40 millones de euros al Inter de Milán. En Italia se destacó y solo duró una temporada. El PSG lo compró.
Mucho antes de consagrarse en la elite, cuando aún era un juvenil, apareció en el radar de las selecciones juveniles de España. Fue convocado y realizó entrenamientos. Sin embargo, desistió de jugar con el elenco europeo.
"Estuve un par de días en Las Rozas (predio entrenamiento) y vi que no era mi sitio adecuado, no me sentía como en casa. No era por nada en concreto, sino por lo que yo sentía, porque no era lo que había mamado y vivido en casa, que es la cultura árabe, ser marroquí. Yo quería estar aquí", declaró.
Teniendo 17 años debutó con la selección mayor marroquí. Los viajes con el equipo le permitieron conocer África, la tierra de sus orígenes.
"Por suerte o por desgracia yo vengo de un continente, África, que es tercermundista. Con la selección de Marruecos me toca viajar a muchos países. Te das cuenta de lo que es la vida. A mí me remueve por dentro. Veo personas que sufren, que intentan salir de esa zona para buscar algo mejor. Me da mucha pena, pero a la vez me anima a seguir luchando. Y a pensar que soy un afortunado por tener lo que tengo", comentó.
Tras el triunfo por penales ante España, Hakimi fue hacia la tribuna y le dio un beso a su madre. Un festejo que ya es cábala en Qatar 2022. El sábado contra Portugal espera repetirlo.
