Alejandro Tabilo (39°) dio batalla, pero no pudo quedarse con el título en el ATP de Santiago. Perdió con el argentino Sebastián Báez (19°).
El nacional cayó por 3-6, 6-0 y 6-4 en dos horas y 15 minutos de partido. Pasaron varias cosas en San Carlos de Apoquindo. Aquí te las contamos.
Un hincha especial
Tabilo ganó el título de dobles junto a Tomás Barrios la noche del sábado. Un día después, el chillanejo fue a apoyar a "Jano" en el Court Jaime Fillol.
Ambos tienen el mismo entrenador: Guillermo Gómez. Pero su vínculo va más allá. Son grandes amigos.
Recientemente, el papá de "Tommy" declaró que considera a Tabilo un miembro más de su familia y que siente sus triunfos como propios.
Una ida al baño que cambió el partido
Báez se veía nervioso en el arranque del duelo y, tras perder el primer set, fue al baño.
Volvió diferente y el encuentro cambió. El trasandino se soltó, mostró lo mejor de su repertorio y en la segunda manga no permitió que su adversario ganara un solo juego.
"Arranqué el partido plateándolo tácticamente de una manera que no era la correcta. Lo que más cambió fue tomar un poco la decisión de mandar yo más en la cancha y creo que lo pude hacer", afirmó "Seba".
Tabilo no encontró la solución
Al zurdo se le vio bastante cansado después de ganar el primer set, con poca movilidad.
Miraba constantemente hacia su staff, como tratando de buscar una solución al demoledor juego de su adversario.
En esos momentos el lenguaje corporal del tenista de 26 años no invitaba al optimismo. Movía la cabeza de lado a lado y se molestó con algunas decisiones del umpire.
Hubo un atisbo de remontada en el tercer parcial, pero se quedó en pura ilusión.
El público
El estadio se vino abajo cuando el presentador anunció a Alejandro Tabilo. Había un gran ambiente.
En el primer set los "ceacheí" se escuchaban con potencia y los pies de los fanáticos repiqueteaban armónicamente contra el piso de las galerías del estadio.
Sin embargo, de la euforia se pasó a la desazón en la segunda manga. Báez hizo lo que quiso en la cancha.
Se sentía mucho nervio. Pero en el arranque del tercer y decisivo set los fanáticos nuevamente se hicieron oír. Más de uno vociferó el grito de guerra del legendario Nicolás Massú: "Nada es imposible, ninguna hueá".
Un pedido especial del juez de silla
Se jugaba el noveno game de la tercera manga. Báez estaba al servicio y Tabilo necesitaba quebrar sí o sí para estirar la definición.
Cada punto del chileno fue celebrado con fervor. El árbitro español Jaume Campistol llamó la atención en más de una oportunidad y realizó un pedido: "Por favor, controlen sus emociones".
Finalmente, el nacido en Toronto logró el quiebre. Sin embargo, en el juego siguiente no pudo prevalecer con el saque y se acabó el duelo.
Abatido Tabilo
El chileno estaba muy triste. Tuvo la oportunidad de ganar su segundo título ATP.
Se acercó al box donde estaba su staff. El entrenador Guillermo Gómez lo abrazó, le revolvió el pelo con la mano y le palmoteó cariñosamente la cara.
La pareja de "Jano", Malena de Lorenzo, le entregó una palabras de aliento. Sebastián, el hermano del tenista, también buscó subirle el ánimo.
Luego de eso, Tabilo fue hacia su silla y se sentó. Se quedó un rato con los brazos cruzados y la mirada en el piso.
El gesto de Sebastián Báez
Báez, en estos momentos el mejor latinoamericano del ranking, celebró con mucha mesura. Hizo un gesto al público pidiendo perdón.
"Siempre la gente del torneo me hacen sentir muy cómodo, eso hace que me pueda sentir mejor dentro de la cancha, y a la vez me tratan con mucho respeto. Hoy (los hinchas) se portaron muy bien, es algo que también valoro, porque jugar con un chileno en casa es el motivo de mis disculpas, obviamente esperan que el local gane. Por mi lado, muy agradecido con la gente que me muestra ese afecto que es muy lindo tenerlo cuando no se está en casa", expresó el trasandino.
El cariño para el tenista chileno
Tabilo, pese a estar apesadumbrado por la derrota, se dio el tiempo de compartir con los hinchas.
El zurdo respondió con amabilidad a las personas que se le acercaron y dedicó varios minutos a firmar autógrafos y tomarse fotos antes de dejar la cancha.
