ATENAS.- Los griegos votan este domingo preocupados y sin entusiasmo en un referéndum sobre las propuestas de los acreedores, que para muchos se ha convertido en un sí o no a Europa.
Desde las 06:45 horas local, un cuarto de hora antes de la apertura de los colegios electorales, una decena de personas hace cola en una escuela del barrio acomodado de Kolonaki para decidir el destino de Grecia.
"Voto no porque creo que es mejor para el país", declara Michelis, de 80 años, uno de los primeros en entrar en el edificio.
"Nosotros, el pueblo griego, no aceptamos que nos digan lo que tenemos que hacer. Diciendo sí, seguiremos con la misma situación, o quizá peor, pero si votamos no, (la Unión Europea y el FMI) nos tomarán más en serio", piensa este jubilado que, según dice, no vota para él, sino para sus nietos y los jóvenes.
Michelis hace suyos los argumentos del primer ministro Alexis Tsipras que espera, con una victoria del no, reforzar "el poder de negociación" de Atenas para alcanzar un acuerdo mejor con sus acreedores.
Yanis, de unos 50 años, también "dirá no" porque "es una gran oportunidad para un pequeño país como el nuestro".
A Theodora, de 61 años, se le parte el corazón cuando oye que algunos votarán no. Esta periodista jubilada apoya el sí, un "sí a la Unión Europea". "Cruza los dedos" y "reza de rodillas" para que ganen los suyos.
Esta sexagenaria de cabello rubio ondulado quisiera convencer a sus conciudadanos: "Una vez que se entra en un club, se aceptan las reglas".
Partidaria del partido de derecha Nueva Democracia, Theodora admite estar "más que enfadada con el gobierno" de izquierda radical Syriza que desde el lunes cerró los bancos y limitó a 60 euros las retiradas diarias del cajero por persona para evitar la quiebra.
Miedo
"Hacer cola por 60 euros, no saber lo que tendré mañana ¿qué tipo de vida es ésta?", se pregunta.
Una semana que describe como una "pesadilla". "En el supermercado se ve a la gente comprar macarrones, aceite, azúcar. Tienen miedo, mucho miedo".
"Es un mal día para Grecia pero esperamos que mejore", comenta con tristeza un hombre.
En otro barrio de Atenas, en Pangrati, en el que vive la clase media, Vassilis, un contable de 40 años, votará no, sin la menor duda. "Cuando aceptamos entrar en la UE era para ser un miembro en igualdad con los otros. Los griegos son un pueblo orgulloso y no queremos obedecer las órdenes de la canciller alemana", Angela Merkel, a la que muchos responsabilizan de las medidas de austeridad aplicadas en Grecia.
"Yo no quiero quedarme en la UE en estas condiciones", suelta Vassilis.
Katerina de 56 años, votó por Syriza en enero y ahora, aunque "un poco decepcionada" con el gobierno, considera "que no han tenido mucho tiempo, que su trabajo es difícil".
Le tienta el no, pero duda. "Normalmente tengo claro lo que voy a votar, pero los tiempos son muy difíciles, tenemos ansiedad, no sé", dice mientras se dispone a entrar en el aula para depositar la papeleta.