DAMASCO.- Asfixiado por más de cuatro años de guerra civil, el gobierno sirio trata de gravar todo lo que puede para obtener ingresos, incluidos los shawarmas, el popular alimento a base de carne muy apreciados por la población.
"La semana pasada tuve que pagar por mi shawarma 220 libras sirias (unos $704 chilenos), en lugar de 200, y el hombre del restaurante me dijo que hay un nuevo impuesto del 10% para la 'reconstrucción', aplicado a cada sandwich", cuenta Tahsin, un funcionario de 50 años que vive en Damasco.
El gobierno está imponiendo gravámenes sobre cualquier cosa y existe por ejemplo un impuesto mensual de entre 500 y 1.000 libras sobre los arriendos de apartamentos o de locales comerciales. Los propietarios de restaurantes tienen además que abonar una tasa en función del número de sillas de su establecimiento.
Por su parte el precio del pan, que estaba subvencionado, aumentó tres veces en 2014, así como los precios del agua y la electricidad.
Este dinero es indispensable para un régimen que con la guerra ha perdido buena parte del control del territorio nacional y la casi totalidad del sector petrolero, clave para su economía.
El gobierno "dispone cada vez de menos divisas, apenas tiene ingresos fiscales, el esfuerzo de la guerra se vuelve más pesado y sus dos principales apoyos, Rusia e Irán, tienen sus propias dificultades financieras", explicó Jihad Yazigi, redactor jefe del semanario económico digital The Syria Report.
La prueba más tangible es la caída de la moneda nacional. Actualmente, el dólar se intercambia a 390 libras sirias, frente a 240 libras hace un año. La mayoría de los cambistas de Damasco prevén que a comienzos del año próximo el cambio sea de 500 a 1.
Mientras tanto, las reservas del banco central, unos US$ 18.000 millones al comienzo de la revuelta en 2011, se han fundido, aunque se desconoce en qué medida.
Sin petróleo
La toma de control por parte de los yihadistas del Estado Islámico de la mayoría de campos petroleros del país han dejado al régimen sin una de sus principales fuentes de ingresos.
La producción de petróleo, afectada también por las sanciones internacionales, ha caído a 9.688 barriles diarios, frente a 380.000 antes de la contienda, y la de gas a 12 millones de m3 diarios, frente a 27 millones.
Las pérdidas directas e indirectas en el sector petrolero y del gas se elevan a US$ 58.000 millones, dijo recientemente en el parlamento el ministro del Petróleo y Minería, Suleiman al Abas.
Además, el proyecto de presupuesto de 2016, castigado por las pérdidas de ingresos en los sectores de los fosfatos y el turismo, presenta un déficit del 31%, casi como en 2015.
En consecuencia el gobierno ha decidido recortar el gasto y ha pedido a las administraciones restringir un 30% su consumo de calefacción así como poner fin "en la medida de lo posible" a la contratación de interinos.
"El futuro es sombrío", constata Johad Yazigi, del Syria Report. "El Estado se verá obligado a comprimir todavía más sus gastos, y como no podrá hacerlo en el gasto militar, recortará en los servicios públicos y no reparará lo que está dañado. La gente se volverá más pobre, y recurrirá cada vez más a sus ahorros. Muchos tratarán de emigrar", explica.
De hecho, la expedición de pasaportes, cuyo precio ha aumentado fuertemente, se ha convertido en una de las principales fuentes de divisas del gobierno, con US$ 520 millones de dólares desde comienzos de año, según el ministerio del Interior.