SHANGHAI.- Los nuevos mecanismos de freno a las fuertes caídas en las bolsas chinas Shanghai y Shenzhen, una serie de normas de funcionamiento para evitar desplomes como los del verano pasado, entraron en vigor hoy con la primera jornada de cotización en los mercados de este año.
Estas nuevas reglas de la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV), que nominalmente entraron en vigor al comenzar enero, aumentan las restricciones a las fluctuaciones diarias que ya existían en los mercados chinos.
De hecho, podrían llegar a estrenar hoy mismo sus nuevos efectos, ya que en la mañana de hoy el referencial de Shanghai ha llegado a caer un 4,03 %, y el de Shenzhen un 5,22 %, lo que está cerca de activar algunos de los nuevos mecanismos.
Según las nuevas normas, a partir de hoy, las bolsas de Shanghai y Shenzhen congelarán automáticamente durante 30 minutos la cotización de un valor determinado llega a ganar o a perder un 5 % dentro del mismo día.
Si, después de esa pausa, la variación llega a ser de un 7 %, tanto en sentido negativo como en positivo, se suspenderán las transacciones de ese valor ya para lo que quede del día, un paso que hasta ahora se había dado sólo si la variación diaria llegaba a ser de un 10 %.
De la misma manera, si las ganancias o pérdidas del índice CSI 300, un selectivo combinado que agrupa a tres centenares de títulos de referencia tanto de Shanghai como de Shenzhen, llegan a variar también un 5 %, ambas cerrarán durante 15 minutos.
Si la caída o el aumento, a pesar de esa parada, llega a ser de un 7 %, o si alcanza siquiera el 5 % la última media hora de la sesión vespertina (las 14:30 hora local), el cierre de la sesión diaria se adelantará automáticamente a esa misma hora.
De esta manera se trata de evitar los finales de jornada volátiles, relativamente habituales, ya que, de hecho, en China con gran frecuencia en la última hora de cotización del día es cuando se decide el resultado que finalmente marcará el parqué, en ocasiones con fuertes cambios en esos minutos.
De hecho, Shanghai y Shenzhen están entre las bolsas más volátiles del mundo, dado que son especialmente vulnerables a los rumores e incluso el pánico entre sus accionistas, 90 millones de los cuales son, en realidad, inversores individuales sin formación financiera que han volcado sus ahorros en la renta variable.
Más de tres cuartas partes de las transacciones que se hacen a diario en ambos parqués pasan por sus manos, dada la poca rentabilidad para los ahorros que ofrecen en comparación los bancos chinos, lo que explica también el enorme grado de apalancamiento (endeudamiento para invertir en acciones) que hay en ambos mercados.
Las nuevas normas que se aplican desde hoy tratan de frenar la especulación a la que se entrega diariamente gran parte de estos inversores, mientras Beijing está tratando de fomentar un mercado más estable y con inversiones más a largo plazo.
Durante el pasado verano las bolsas del gigante asiático registraron varias caídas por encima del 7 y el 8 % diarios, y el indicador bursátil de referencia en el país, el índice general de Shanghai, llegó a hundirse un 8,49 % en una sola jornada, el 24 de agosto, su peor sesión desde febrero de 2007.
Aunque algunos observadores creen que estas nuevas normas fomentarán un funcionamiento más ordenado de los parqué chinos, para otros, estas suspensiones automáticas y forzosas de la cotización minan la capacidad de recuperación de los mercados, al no poderse reequilibrar en el mismo día en que sufran grandes oscilaciones.