CARACAS.- Petro, la criptomoneda venezolana, con la que el Gobierno busca evitar las sanciones de Estados Unidos y resolver sus graves problemas de liquidez, ya está a disposición del público, pero pocos saben cómo transarla.
Tras un mes de preventa privada, en la que según el presidente Nicolás Maduro se recibieron "ofertas de intención de compra" por US$5.000 millones desde 133 países, el viernes pasado comenzó una oferta pública que finalizará a mediados de abril.
El desconocimiento reina a pesar del amplio despliegue mediático. Incluso Maduro y sus funcionarios dieron el banderazo de partida en fechas distintas.
La confusión llegó al punto de que una de las principales multitiendas del país puso en sus vitrinas carteles que decían "aceptamos Petro como método de pago", aunque los retiró a las pocas horas porque los empleados no sabían qué responderle a los interesados.
"No disponemos de información sobre cómo funcionaría el cobro a los clientes, por eso los quitamos", comentó el gerente de una sucursal.
Las criptomonedas son "un concepto muy técnico" que "no maneja todo el mundo", explicó Asdrúbal Oliveros, presidente de la consultora Ecoanalítica.
El gobierno venezolano está urgido por recursos ante la caída de la renta petrolera, que es la fuente del 96% de los ingresos, y las sanciones estadounidenses que obstaculizan el acceso a financiamiento externo.
La semana pasada, Washington también prohibió a sus empresas y ciudadanos negociar petros, que Venezuela respalda en sus amplias reservas de crudo.
Declarados en default parcial por pagos atrasados de bonos en 2017, Venezuela y su petrolera PDVSA deben pagar este año alrededor de US$8.000 millones para servir una deuda que ronda los US$150.000 millones, con reservas internacionales de apenas US$9.500 millones.
"Ni idea"
Expertos como Oliveros dudan de las posibilidades de éxito del Petro ante lo que consideran un errático manejo económico. Un déficit de 20% del PIB y una hiperinflación que el FMI proyecta en 13.000% para 2018 alimentan la desconfianza.
Maduro quiere que el Petro sea un amplio medio de pago de bienes y servicios, aunque este lunes Omar Barboza, presidente del Parlamento de mayoría opositora, advirtió que la moneda legal es el bolívar y "no hay manera de cambiarlo" sin una reforma constitucional.
El pasado jueves, el Mandatario ordenó usar la criptomoneda en operaciones estatales, incluidas las de PDVSA. Para ello, listó los servicios turísticos entre ítems que deberán pagarse con ese activo.
Ariadna Zamora, responsable de una agencia de viajes, no sabe cómo esto se llevará a cabo."Nadie ha explicado absolutamente nada. ¿Cómo confías en una cosa que no conoces?", comentó.
"No sé nada... ni idea", declaró Carolina Méndez, sobre la posibilidad de aceptar petros en su heladería.
Maduro informó que los petros podrán adquirirse con euros, rublos, yuanes y liras turcas, y tres otras criptomonedas: bitcoin, ethereum y zen. Además, se transarían en casas de cambio virtuales, en las que todavía no están disponibles.
El vicepresidente Tareck El Aissami anunció que también se ofertarán en unas subastas de divisas -monopolio estatal- que se realizan semanalmente.
Para comprar petros el interesado debe registrarse en una web y descargar un monedero virtual que permite ejecutar las operaciones.
Por su parte, José Ángel Álvarez, presidente de la Asociación Nacional de Criptomonedas, que fomenta su uso, cree que el Petro puede consolidarse aunque pide transparencia y "romper el muro de la desinformación".
Opacidad
Al rendir cuentas de la preventa privada, Maduro no precisó cuántas unidades se negociaron ni su cotización. "No sabemos de dónde salen esos US$5.000 millones", afirmó Oliveros.
El gobierno fijó en US$60 el "precio de venta de referencia", equivalente a la cotización del barril de crudo venezolano, aclarando que podía variar.
Según la hoja de ruta, el Estado se reserva 17,6 millones de las 100 millones de unidades de la emisión y ofertaría el resto entre la preventa privada (38,4 millones) y la venta pública (44 millones).
A US$60, el máximo recaudable en la preventa es lejano al monto anunciado, a menos que hubiera cambios en la emisión, lo cual minaría la "confianza", señala Oliveros. El precio habría oscilado entre 20 y 30 dólares, según el economista César Aristimuño.
