Fue el 16 de marzo de 2017, cuando la entonces jefa de bancada del Partido Comunista (PC),
Camila Vallejo, presentó públicamente su proyecto que propone un rebaja de la jornada laboral de 45 a 40 horas a la semana.
La iniciativa, que se ha mantenido en la primera línea del debate político durante el último mes, también generó una intensa discusión al interior del gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet.
"A nuestro parecer la gente no goza del fruto del trabajo. Te das cuenta de que sales muy temprano de tu casa, terminas muy tarde de trabajar y gastas, en promedio, tres horas en movilización. Hay poca calidad y tiempo para leer, para estar con la familia. Se trata de bienes relacionales que son importantes y se han ido perdiendo", comentó la autora de la iniciativa.
Sin embargo, su propuesta no fue bien acogida al interior del Ejecutivo, cuyo equipo económico en ese entonces era liderado por el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.
"Es bien importante reconocer que nosotros trabajamos muchas horas en Chile, pero lo que hay que hacer es ser más productivo para trabajar menos horas, y no hay evidencia al revés. Este proyecto específico yo no lo apoyo si es que no involucra un cambio paralelo de los salarios, porque lo que no podemos hacer es ponerle más carga a la economía en un momento en que requerimos más empleo", comentaba el jefe de las finanzas públicas.
Cabe consignar durante esos meses la economía chilena anotaba pobres registros. Entre febrero, marzo y abril de 2017, el Imacec se contrajo -2%, -0,3% y -0,7%, respectivamente. Al final, ese año fue el más bajo de toda la administración de Bachelet con una expansión de sólo 1,3%.
En esa línea, la entonces ministra de la Segegob, Paula Narváez, dijo que "respetamos absolutamente las facultades de los parlamentarios de llevar adelante sus mociones, pero el Ejecutivo en esta iniciativa no ha planteado su patrocinio".
Por su parte, Mario Fernández, en ese tiempo ministro del Interior, discrepó de su par de Hacienda. "Una persona si llega a las 5 de la tarde en vez de las 8 o las 9 de la noche a su casa, ciertamente que al día siguiente, al irse de nuevo al trabajo, va a ser mucho más productivo (…) Una iniciativa que aunque sea gravosa, según algunos conocedores de la economía, porque aumentaría el costo del empleador, de todas maneras habría que pensar que los países más importantes del mundo, los más desarrollados del mundo, tienen este tipo de jornadas laborales".
Sin embargos, sus palabras fueron rápidamente enfrentados por el resto del gabinete, que enfatizó su rechazo a la iniciativa. Uno de ellos, fue del entonces ministro de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, quien argumentó a favor de Valdés.
"Los ministros del Interior y de Hacienda piensan lo mismo. Lo que pasa es que uno se refirió al mérito: el ministro Fernández; y el otro a la oportunidad: el ministro Valdes. (…) No hay patrocinio del gobierno al proyecto, esta es una idea de un parlamentario, es una discusión que se ha hecho en Europa y en muchas partes, y efectivamente tiene mucho mérito la discusión, pero en este momento del ciclo económico la oportunidad no es la adecuada y por eso el Gobierno no lo ha patrocinado y no lo patrocinará", dijo.
Mientras que la entonces ministra del Trabajo, Alejandra Krauss afirmó que "quisiera aclarar que en mi calidad de ministra he sostenido que, en las instancias que correspondan institucionalmente, deberán analizarse sus efectos (del proyecto del PC), inclusive, por cierto, su incidencia en el aumento de la productividad y remuneraciones, agregando, además, que esta iniciativa no se encuentra entre las actuales prioridades legislativas de nuestro Ministerio y del Gobierno".
Lo cierto que ese debate que se produjo en 2017 sufrió una interrupción hasta volver con fuerza este año, tanto por esa iniciativa, como por la del Gobierno que propone un rebaja de 45 a 41 horas, pero con componentes de adaptabilidad y flexibilidad.
