El peronista Alberto Fernández, favorito para ganar las elecciones presidenciales argentinas de octubre, dijo este lunes que los siguientes van a ser años difíciles para el país, porque si llega al poder va a recibir una "economía muy diezmada y destruida" y un escenario internacional "poco fácil".
"Pero esta vez la gente tiene que tener una tranquilidad. Quien gobierne no va a ir sobre la gente", afirmó Fernández en una entrevista en el canal televisivo TN, en la que destacó que su prioridad como eventual nuevo Mandatario será "el salario de la gente y las jubilaciones".
Para el ex jefe de Gabinete de los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015), quien lo acompaña ahora como candidata a la Vicepresidencia, al mejorar esas variables "empieza a moverse todo", ya que se fomenta el consumo.
"Y el consumo se ha caído porque el salario real y las jubilaciones cayeron más de 20 puntos en términos reales y eso hay que recomponerlo pronto", argumentó.
Aunque ningún sondeo lo pronosticó, en las primarias del 11 de agosto pasado los Fernández aventajaron en 16 puntos a la lista encabezada por el actual Presidente, Mauricio Macri, y su segundo, Miguel Ángel Pichetto, quienes tras ese resultado ven alejarse la posibilidad de ganar en las generales del 27 de octubre.
Además, la mala reacción que tuvieron los mercados financieros a la derrota del oficialismo agravó fuertemente la crisis económica que desde abril de 2018 vive Argentina, con varias jornadas de abruptas caídas en la bolsa y de devaluación del peso ante el dólar, lo que tendrá su efecto en la ya de por sí alta inflación.
"La intranquilidad tiene que ver con la realidad económica argentina", aseveró Fernández, quien consideró que a pesar de que piensa "muy distinto" a Macri, ambos mantienen un canal de diálogo.
"Macri me escribe y yo le contesto todas las veces que me escribe", reconoció, y definió a su adversario como un Presidente cuyo poder político "se ha enflaquecido".
A su vez, el peronista se consideró como alguien "muy votado" pero que solo es un candidato, por lo que "armonizar ambas realidades es una tarea difícil".
Los dos principales candidatos se verán en los debates presidenciales obligatorios del 13 y 20 de octubre próximos, a los que Fernández confirmó que irá, aunque criticó que se ha montado como una "lógica mediática".
"Yo sé que estoy despertando una esperanza y una expectativa y sé que lo único que no puedo hacer es equivocarme, porque eso para la gente sería trágico", enfatizó.
Al ser consultado por cuál será su postura ante el pago del alto endeudamiento del país, Fernández reiteró que respetará las obligaciones de deuda pero "sin pedirle más ajustes a los argentinos" y subrayó que todo tiene que estar encaminado a bajar la inflación, que hasta julio acumuló un 25,1% y que se espera se acelere en los datos de agosto por el agravamiento de la crisis.
"Lo primero que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo entre todos para que durante 180 días podamos recomponer salarios sin que esto signifique un aumento de la inflación", anunció.
Para el candidato del Frente de Todos, que en las primarias obtuvo el 47,7 % de los votos, frente el 31,7 % del Juntos por el Cambio de Macri, es necesario convocar a todos los sectores económicos, con especial foco en la industria y el campo, con vistas a poder pagar lo que debe, Argentina "tiene que exportar".
"En Argentina hay un nivel de concentración de la economía muy peligroso y nunca miramos si los problemas de los precios no tienen que ver con la concentración de la economía. Hay que favorecer la competencia. Es tratar de generar una competencia que se fue perdiendo en época de Cristina y se profundizó en época de Macri", asumió.
Sobre si augura que los primeros años de su eventual Gobierno van a ser difíciles, el peronista se mostró tajante.
"Sí, van a serlo. Van a serlo porque vamos a recibir una economía muy diezmada y destruida y un escenario internacional poco fácil", aseveró, y pidió a la gente su apoyo para luchar contra el hambre, la pobreza y por mejorar la calidad institucional.
Por otro lado, insistió en que hará "todo lo que haga falta" para cerrar lo que en Argentina se llama la "grieta", es decir la extrema polarización entre quienes apoyan al peronismo y los seguidores del macrismo, y adelantó que velará por una Justicia independiente y por la mejora de un Estado de Derecho que cree que se ha vulnerado.
No obstante, opinó que su correligionaria Cristina Fernández, que está afectada por múltiples causas por presunta corrupción durante su mandato, ha sufrido persecución política y criticó también la situación de los ex Presidentes de Ecuador Rafael Correa y Brasil Luiz Inácio Lula da Silva.