¿Qué es peor, el tabaco o el cigarrillo electrónico?¿Qué efectos tiene el consumo de estos últimos?¿Quiénes pueden acceder a ellos?¿Qué contienen?
Todas estas preguntas forman parte del debate por el uso de vapeadores, una industria que ha crecido con fuerza en el país y que no cuenta con ningún tipo de regulación, estando, por ejemplo, permitida su venta para menores de edad pese a que sus efectos sobre la salud aún no están del todo claros.
Es que "vapear" se trata de una práctica que hace años ya se instaló en la población y que se ha ido masificando con espacial celeridad entre adolescentes.
Así, se trata de una industria que ha crecido con fuerza y en poco tiempo, e incluso ya se comercializan vapeadores desechables. Datos del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drigas y Alcohol (Senda), muestran un alza en el consumo de vapeadores.
Mientras en 2014 un 7,3% de las personas entre 12 y 65 años había "vapeado" alguna vez, esa cifra creció al 15,3% en 2020 -el doble en solo seis años-, lo que seguramente ha seguido avanzando en el último tiempo.
Los vaporizadores son dispositivos que se inhalan desde la boquilla, esto provoca que se caliente un líquido que se encuentra al interior de un cartucho - que puede o no contener nicotina, aromas y otros productos químicos - y luego, se convierte en vapor.
Las variedades son innumerables: Aroma a tabaco, mentolado, frutales, símil a bebidas o postres, entre muchos más.
Regulación en el país sobre su comercialización, publicidad, calidad, consumo, etc, aún no existe, pese a que en 2019 comenzaron los intentos por formular una legislación con miras a ponerle bordes a esta práctica, sin embargo, todavía ninguno a rendido frutos.
De hecho, esta falta de reglamentación preocupa a los especialistas, en primer lugar por las sustancias adictivas que pueden contenter los dispositivos y también, el riesgo de serias enfermedades pulmonares, cardiacas e incluso, cáncer. También están las dudas de si es que el uso de vapeadores fomenta el consumo de tabaco o cigarros tradicionales, o si, al contrario, funciona como un método para dejar de fumar.
Gobierno quiere regular
Por lo mismo, el Ejecutivo anunció que se está impulsando la primera regulación chilena a estos dispositivos. Los objetivos principales son: prohibir la venta a menores, evitar su publicidad y asegurar espacios cerrados libres.
En la práctica, el Gobierno, en octubre del 2022, ingresó una serie de indicaciones al proyecto que se encuentra alojado en el Congreso desde septiembre del 2019. Este ya pasó por el Senado y se encuentra en segundo trámite constitucional en la Cámara de Diputados.
El pasado 4 de enero se renovó la suma urgencia al proyecto, es decir, que existe un plazo de 15 días para el despacho de un proyecto de ley por la Cámara. Aunque este se puede prorrogar.
Expertos versus industria
En una reciente carta a El Mercurio, el subsecretario de Salud, Cristóbal Cuadrado, indicó que el proyecto que se basa en las orientaciones de la OMS y el Convenio Marco para el Control de Tabaco.
La autoridad sanitaria explicó que "el uso de estos dispositivos por jóvenes que nunca han fumado tabaco aumenta entre dos y cuatro veces sus probabilidades de consumir cigarrillos tradicionales porque la mayoría de los vapeadores contienen nicotina, la misma droga adictiva de los cigarrillos tradicionales".
Asimismo, afirmó que "en revisiones realizadas por el Instituto de Salud Pública (ISP), se halló que el 61% de los cigarrillos electrónicos contiene nicotina y el 63% no lo indica en su rotulado", añadiendo que "la publicidad es clave en la popularidad y percepción de estos productos".
En tanto, desde Asociación Nacional de Consumidores de Vaporizadores de Chile (AsoVape), su presidente Ignacio Leiva, salió en defensa de la industria por el mismo medio y si bien sostuvo que "coincidimos plenamente en la necesidad de regular sobre el uso de vapeadores y del objetivo de alejar a los menores de esta práctica", matizó respecto a los efectos que tendría esta práctica.
"No existe evidencia de que el vapeo sea una puerta de entrada al consumo de cigarrillos convencionales", dijo. "El balance de Monitoring The Future (MTF) del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos, ha demostrado que el aumento del consumo de vaporizadores ha sido impulsado principalmente por jóvenes que previamente ya habían consumido tabaco, y tan solo un 0,6% de los menores de edad no habían fumado antes de vapear", agregó.
"Tratar de instalar la idea de que los vapeadores son 'más sanos' que el tabaco tradicional es una estrategia perversa que solo busca blanquear una práctica que es probadamente dañina y que solo perjudica la salud de las personas".
Carolina Goic
Sobre el proyecto de ley que se está estudiando en el Congreso, Leiva indicó que "
hay una gran diferencia entre prohibir la publicidad a menores y prohibir la información para los adultos. En efecto, una política pública efectiva debiera apuntar a propiciar la entrega de información a los adultos sobre los vaporizadores como una herramienta de reducción de daños".
Además, Leiva comentó que "una correcta regulación permitiría a los adultos que fuman alejarse del tabaquismo y proteger a los menores de edad, tal como ocurre en el Reino Unido, Nueva Zelanda, Suiza, Canadá, Francia, Alemania, España y Estados Unidos, entre muchos otros. Existe suficiente evidencia científica que sostiene que los vaporizadores, por el solo hecho de no haber combustión, son al menos un 95% menos dañino que los cigarrillos".
También se sumó al debate la ex senadora y actual secretaria ejecutiva de la Fundación Foro Nacional de Cáncer, Carolina Goic, quien justamente promovió los primeros intentos para regular esta industria.
"Tratar de instalar la idea de que los vapeadores son 'más sanos' que el tabaco tradicional es una estrategia perversa que solo busca blanquear una práctica que es probadamente dañina y que solo perjudica la salud de las personas", sostuvo Goic en una carta a El Mercurio.
Asimismo, indicó que "prohibir la publicidad de un elemento dañino para la salud de la población no debiera ser motivo de defensas corporativas de organizaciones que se sitúan en el espacio de la sociedad civil, a menos que existan intereses económicos de por medio que no han sido debidamente transparentados".
A ello, respondió Leiva, de AsoVape, recalcando que existen experiencias "exitosas" en otros países respecto a la efectividad que tendrían los vapeadores para dejar de fumar, sumado a su "potencialidad de reducir los riesgos y daños asociados al tabaquismo".
"Es nuestro deber como asociación exponer lo señalado por la comunidad científica internacional y la experiencia exitosa de muchos países que son nuestros referentes en control del tabaquismo. Genera preocupación y suspicacia que se pretenda excluir a la sociedad civil de este importante debate", acotó.
"Se debería poder informar a los adultos que fuman, a través de publicidad, que los vaporizadores son una alternativa al menos un 95% menos dañina para su salud", cerró.