Esta semana “Fracción” fue certificada como la primera farmacia latinoamericana en ser una Empresa B, este logro la cataloga como una compañía que tiene cumple con la misión de buscar la rentabilidad económica, pero con el objetivo de solucionar problemas sociales, generando un triple impacto simultáneo: económico, social y ambiental.
La farmacia chilena tuvo sus inicios en el año 2018, cuando irrumpió con la idea de vender medicamentos a precios más bajos, implementando en su negocio rápidamente la ley de fraccionamiento que da la posibilidad de vender medicamentos en la dosis justas que recetan los especialistas. Su solución también permite evitar el desperdicio de fármacos por no uso.
En ese entonces, Fracción también buscaba acercar el expendio de fármacos a más de 50 comunas de país, que no contaban con estas facilidades, lo cual afectaba a más 300 mil personas. El director ejecutivo de Fracción, Javier Vega, comentó que “tuvimos como foco el impacto social y buscar fórmulas innovadoras para disminuir un problema dramático para las personas de Chile y Latinoamérica, que es el alto costo de los medicamentos producto de mercados altamente concentrados”.
Es oportuno explicar que este reconocimiento es otorgado por B Lab, una organización que surgió en Estados Unidos en 2006 y que en 2012 se instaló en Chile, en un trabajo conjunto con Sistema B. En Chile. hoy en día, existen más de 230 compañías chilenas que cuentan con la certificación de Empresas B, en América Latina ya hay más de 1.000 y alrededor del mundo unas 6.500.
Sobre el reconocimiento a Fracción, la directora ejecutiva de Sistema B Chile, Zdenka Astudillo, dijo que “es un orgullo que una iniciativa como farmacia Fracción sea parte de nuestra Comunidad B que cada día crece y se expande a regiones. Valoramos que las buenas prácticas se lleven a cada rincón del país y que, en este caso, sigamos acercando la salud a todas las personas”.
Según indican desde Fracción, su apuesta en este negocio era entregar a la sociedad un modelo colaborativo en el que se pudiera derribar barreras económicas y geográficas, pero también pensando en el medioambiente con el uso más racional de medicamentos a través del fraccionamiento.
Al día de hoy la farmacia chilena ya tiene dos sucursales en Santiago, pero también se ha extendido a zonas aisladas donde antes no existía expendio de fármacos a menos de 100 kilómetros: Cabo de Hornos en la Región de Magallanes; Sierra Gorda, San Pedro de Atacama y María Elena en la Región de Antofagasta; Empedrado y Vichuquén en la Región del Maule y ya se encuentra ad portas de su apertura en Cochamó, Región de Los Lagos.