Un colectivo de dueñas de casa decide llevar a cabo un atentado terrorista. En cuatro actos, la obbra reproduce las jornadas previas al asesinato y las reacciones del grupo una vez alcanzado su objetivo. A medida que transcurre la pieza se van trazando sus perfiles, los que reaccionan directamente con su experiencia personal, sacando a la luz el dilema moral implícito en todo terrorismo.
El montaje pretende desplegar la compleja dialéctica del fin y los medios, así como también el despotismo y la opresión, desencadenando inexorablemente una violencia “subjetivamente” justificada.
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