Después de haber colaborado tan de cerca con uno de los íconos más importantes de la danza contemporánea, como fue Pina Bausch, la griega Nina Dipla decidió tomar su legado y en su memoria poner en un solo de danza.
Así surge Una Atracción Invisible, una fusión de su propio lenguaje escénico y la experiencia obtenida de la escuela de Bausch. El montaje ha recorrido varios países, en Sudamérica se presentó en Buenos Aires y en marzo estuvo en Nápoles, entre otros.
La pieza está influenciada por el místico poeta persa Roûmî y del movimiento circular de los dervishes giratorios, donde el espacio y el tiempo alcanzan otra dimensión. Allí, en el agotamiento y la superación de un cuerpo que gira, corre, cae, se levanta, se abandona, entre la confianza y temor, entre la razón y el sueño, la humanidad se descubre.
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