Como ocurriera con otros fotógrafos cuya obra es parte importante de la memoria-país, Ignacio Hochhäusler no resulta un nombre familiar en la historiografía que los profesionales de esta variable del arte deben estudiar y/o conocer. Ha debido ser redescubierto como Antonio Quintana, Jorge Opazo o Marcos Chamudez, cuyos legados forman parte del Patrimonio Nacional, a buen recaudo en el Museo Histórico y en el Archivo Fotográfico de la Biblioteca Nacional.
Esta exposición de 40 imágenes, que cuenta con el patrocinio de la embajada de Austria y la colaboración de la hija del fotógrafo, la pintora Inge Hochhäusler, busca no solo contribuir a incorporar a la memoria colectiva el nombre de un fotógrafo relevante en el país, sino también exhibir su notable trabajo que, como documento gráfico, complementa un período de la historia nacional cruzado por tensiones y cambios políticos trascendentales, como lo fueron las décadas de 1930 a 1950.
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