Un conejo de mal carácter y ermitaño decide marcharse de su aldea, cansado de las celebraciones, y de la poca tranquilidad del lugar. Sin embargo, tortuguín, un integrante de la aldea lo sigue, porque no se resigna a ver partir a su amigo conejo.
El camino lleva a este conejo hasta una cueva, donde conocerá a Arnaldo, un ratón que le sirve de “espejo” y juntos ven cómo todo un pueblo persigue a un profeta y cómo lo llevan hasta la cueva en donde ellos habitaban. El conejo, muy impresionado, vio que el hombre resucitaba al tercer día, lo que lo incita a volver a su aldea con una misión: anunciar que el hombre había resucitado.
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