Eva se encuentra hace más de tres años encerrada en un sótano a la espera de que su esposo Herbert Kahmer llegue. Éste último, movido por la ambición de encontrar pétroleo, se encuentra perdido en un país en decadencia, donde los últimos vestigios de riqueza son un recuerdo. Será en esta zona, socialmente suspendida, y en la espera de que su marido retorne, donde Eva comenzará a proyectar sus miedos en Gomúa, su mucama, en quien proyectará un universo donde la locura, la violencia y la injusticia se harán prácticas comunes.
En este escenario, el crimen, la pasión y una ley marginal se naturalizarán hasta pasar absolutamente desapercibidos con el objetivo, inconsciente, de lograr una cotidianidad social ordenada y funcional.
El montaje busca indagar en cómo nuestra sociedad se ha erigido en la ciega aceptación de un modo de vida en que la injusticia es desapercibida, olvidada o (in)conscientemente evadida para no generar caos. Sin embargo, la pregunta es ¿Qué pasaría si alguien decide comenzar a mirar y hacer patentes el violento habitad en el que estamos inmersos?
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