CASTRIES.- El destacado poeta y Premio Nobel de Literatura en 1992, Derek Walcott, falleció a los 87 años la mañana del viernes 17 de marzo en su casa en la isla de Santa Lucía, según informó su hijo Peter.
El prolífico y versátil poeta recibió el Nobel tras haber figurado en la lista de finalistas por muchos años. Al seleccionarlo, la Academia Sueca, que otorga el reconocimiento, citó "la gran luminosidad" de sus escritos incluyendo "Omeros" de 1990, una épica caribeña de 64 capítulos que elogió como "majestuosa".
"En él, la cultura antillana ha encontrado a su gran poeta", dijo la academia al otorgarle el premio de 1,2 millones de dólares.
Walcott, de ascendencia africana, holandesa e inglesa, dijo que sus escritos reflejaban la "muy rica y complicada experiencia" de la vida en el Caribe. Su obra, deslumbrante y pictoricista, le mereció su reputación como uno de los más grandes escritores de la segunda mitad del siglo XX.
Con pasiones que incluyeron desde pintar con acuarela hasta dar clases de teatro, su trabajo fue ampliamente elogiado por su uso profundo y audaz de la metáfora, y por su mezcla de sensualidad y destreza técnica. Comparaba sus sentimientos por la poesía con un pasatiempo religioso.
El escritor nació en Castries, la capital de Santa Lucía, el 23 de enero de 1930. Su madre era maestra de escuela metodista y su padre un funcionario público y aspirante a artista que murió cuando Walcott y su hermano mellizo, Roderick, eran bebés. Su madre, Alix, les inculcó a sus hijos el amor por las letras, recitando a menudo Shakespeare y leyendo en voz alta otros clásicos de la literatura inglesa.
El poeta una vez dijo que durante su infancia estaba a horcajadas sobre "dos mundos" en Santa Lucía, en ese entonces un remoto puesto adormilado del imperio británico.
"Los coloniales comenzamos con esta enervación malárica: que nada podría nunca construirse entre estas chozas putrefactas, patios descalzos y tejas caídas; que como pobres, ya teníamos el teatro de nuestras vidas. En esa simple niñez esquizofrénica uno podía llevar dos vidas: la vida interior de la poesía, y la vida exterior de la acción y el dialecto", escribió.
Al principio, forcejeó con interrogantes sobre su raza y su pasión por la poesía británica, que describió como una "lucha contradictoria de ser blanco de mente y negro de cuerpo, como si la piel fuera un carbón del cual el alma, cual humo atormentado, se retuerce para escapar". Pero superó esa lucha interna, y escribió que, "una vez que perdemos nuestro deseo de ser blancos, desarrollamos el anhelo de volvernos negros".
A los 14 años publicó su primera obra en un diario local: un poema de 44 líneas titulado "1944". Unos cuatro años después, aun siendo un adolescente, autopublicó una colección de 25 poemas. Cuando tenía 20 años, su obra teatral "Henri Christophe" fue producida por un sindicato de artistas que cofundó.
Dejó Santa Lucía para sumergirse en la literatura en la Universidad de las Antillas en Jamaica. En la década de 1950 estudió en Nueva York y fundó un teatro en Puerto España, la capital trinitaria que mencionó con gran calidez durante su conferencia del Nobel en 1992.
Walcott, quien enseñó por muchos años en la Universidad de Boston, dividió gran parte de su tiempo entre Estados Unidos y el Caribe. El exilio de millones de ciudadanos caribeños que dejaron la región en busca de una vida mejor también fue un tema frecuente en sus escritos.
Aunque era más conocido por su poesía, también fue un prolífico dramaturgo. Escribió unas 40 obras, incluyendo "Dream on Monkey Mountain" y "The Last Carnival", y fundó compañías como el Boston Playwrights' Theatre.
No todo su trabajo fue recibido con elogios. Walcott escribió con el astro pop estadounidense Paul Simon el relato "The Capeman", que se convirtió en un musical de Broadway en 1997 pero fracasó rápidamente. La puesta fue destrozada por la crítica y cerró en menos de dos meses.
Además, su reputación se vio afectada por señalamientos de acoso sexual en las universidades de Harvard y Boston durante los años 80 y 90.
En el 2007 dejó la docencia en la Universidad de Boston y pasó la mayor parte de su tiempo en Santa Lucía.