SANTIAGO.- Adquirida por más de un millón de dólares, hace casi cinco décadas, la icónica mansión Playboy se volvió el epicentro de la liberación sexual en la década de los 70, y en los años que le siguieron junto a su dueño: Hugh Hefner.
El fallecido magnate se instaló en esta excéntrica construcción de
estilo gótico en 1974, cambiando la sede de su imperio de Chicago a la ciudad de
Los Angeles, California.
La historia de fiestas tumultuosas, ritos con las conejitas y encuentros sexuales masivos marcaron al legendario punto de reunión para distintas celebridades y figuras de la industria erótica y pornográfica.
Situada en un predio de más de 1.900 metros cuadrados, la mansión cuenta con 22 habitaciones, áreas verdes, piscina, sauna, una pequeña laguna artificial y una pileta. El hogar de Hefner tiene la exclusividad de ser la única vivienda privada de la ciudad en contar con el permiso para lanzar fuegos artificiales, una práctica recurrente en las celebraciones del empresario.
Además de ser la sede del desenfreno nocturno, la casa albergaba al fundador de Playboy y a su seguidilla de esposas. Incluso, el californiano abrió las puertas de la mansión para un reality protagonizado por tres de sus ex parejas —Holly Madison, Bridget Marquardt y Kendra Wilkinson— llamado "Girls of the Playboy Mansion" (2005-2010), del canal E!.
En 2008 apareció en la pantalla grande con la película "La casa de las conejitas", protagonizada por Anna Faris ("Mom"), comedia que retrataba la vida de una mujer que amadrina a una fraternidad universitaria tras ser eliminada de Playboy.
Pero con la extravagancia y la diversión también vinieron momentos en que la mansión y el estilo de vida que se llevaba adentro fue duramente criticada. A las estrictas reglas que eran sometidas las conejitas, según fuentes que vivieron o presenciaron el interior de la propiedad, habían claros problemas de salubridad. Incluso en 2011 las autoridades detectaron un foco infeccioso de la bacteria legionella.
¿Qué pasará con la mansión?
En agosto de 2016,
Daren Metropoulos —hijo de un multimillonario griego, compró la mansión Playboy a
US$ 100 millones, luego de que Hugh Hefner la pusiera en venta. Sin embargo, la única condición era que él siguiera viviendo en la propiedad hasta su muerte.
Según el sitio Fortune, Metropoulos, que es el vecino de la vivienda, anexará el terreno de la icónica casa a la suya y tendrá en total casi 3 hectáreas (30 mil metros cuadrados) para vivir.