Altar de flores dedicado a Kim Jong-Hyun, cantante de la banda de K-pop SHINee, en un hospital de Seúl.
AFP
SEÚL.- El pasado 19 de diciembre, en una habitación de hotel en Seúl, Corea del Sur, fue encontrado sin vida la joven estrella del K-pop
Kim Jong-Hyun. Sobre un sartén, ardía la pastilla de carbón que terminaría con sus 27 años de vida. Este es un método muy común para suicidarse en la sociedad coreana ultra competitiva, que cuenta con una de las tasas de suicidio más altas del mundo.
Tras la muerte del cantante que encabezaba la banda
SHINee, se han revelado detalles de cómo viven los artistas de
K-pop, sometidos bajo presión a años de agotadores entrenamientos y bajo la tutela de agentes que deciden sobre sus conductas, alimentación e incluso, el uso de sus teléfonos.
La muerte de Jong-hyun enluta al mundo del K-pop, tanto a sus intérpretes como a sus fanáticos. Así quedó demostrado en su cortejo fúnebre, que reunió a cientos de fanáticos quienes fueron a darle el último adiós a su ídolo.
En medio de una lluvia de flashes, el ataúd fue transportado desde el centro médico Asan de Seúl por un cortejo encabezado por uno de los compañeros de Kim en SHINee, vestido de negro y con una placa con un crucifijo y su nombre.
Le seguía la hermana del cantante, con el rostro surcado por las lágrimas, que llevaba en la mano una fotografía de un Kim sonriente.
El féretro lo cargaban los otros tres miembros de su grupo y tres integrantes de los Super Junior, otra conocida banda gestionada por el mismo representante.
También estaban presentes decenas de miembros de otros grupos famosos de K-pop, como Girls' Generation, EXO o Red Velvet.
Los cantos cristianos acompañaban la salida de la limusina negra. Pese a una temperatura glacial, los admiradores, llorando, esperaban el paso del féretro en plena calle. Puedes ver algunas fotos a continuación: