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Dejó la enfermería por la actuación: La imborrable huella de Liliana Ross en las tablas chilenas

La intérprete fallecida este domingo a los 79 años, tuvo una dilatada carrera en la televisión y en el teatro. Recordada por su rol de Valentina Fernández en "Machos", la artista también gozó de gran éxito con la obra "Sinvergüenzas", vista por más de 350 mil espectadores.

11 de Junio de 2018 | 11:40 | Por Alondra Barrios Peñailillo, Emol
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José Manuel Vilches, Emol.
SANTIAGO.- Apenas llegó a Chile desde Europa, Liliana Ross comenzó en la actuación. Tenía talento, hablaba italiano y participó en varios radioteatros de "La hora de Italia" donde, según contó la intérprete a Emol tiempo atrás, "me tenían que poner una ruma de libros para que alcanzara el micrófono".

Liliana Piera Brescia Clerici falleció la noche de este domingo a los 79 años en circunstancias que aún se desconocen. "Se murió tranquila, en la casa, amada como siempre. Simplemente bajó su telón", contó a El Mercurio Moira Miller, una de sus hijas.

Nacida en Génova, Italia, un 30 de marzo de 1939, la intérprete nacional no tuvo claro que quería dedicarse al teatro hasta después de salir del colegio. Sus inclinaciones iban por el lado de salud y quiso ser enfermera. Tras cursar dos años la carrera, abandonó estos estudios. Optó por las tablas y sus padres, "muy europeos", como describió alguna vez ella, no se opusieron a la su decisión.

"Yo aprendí a ir al teatro con ellos. Yo iba de niña; en esa época me daban la mesada y, como vivía en el centro, pescaba mi plata y me iba a ver teatro… chica. Además la ciudad, entonces, era amistosa. Me acuerdo que a los once años yo caminaba por el centro como si nada. ¡Ahora yo no dejaría un niño solo ahí ni por nada. Me muero!", sostuvo.

Trabajaba de día como secretaria ejecutiva y estudiaba de noche en la Escuela del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. "(El teatro) es como la droga: la probái y de ahí ya no te suelta", comparaba ella.

Entre libretos y montajes conoció al entonces director de la escuela, Hugo Miller, con quien tuvo una relación de dos años que después los llevó al matrimonio. Ahí, confesó alguna vez Liliana, no pudo dejar más de actuar, pese a un especial requerimiento que él le hizo. "La única vez que yo le dije a Hugo 'entonces separémonos', fue cuando me dijo que no hiciera teatro", reveló.

Él no quería que su esposa trabajara "porque le quitaba la mujer de la casa y con las niñitas...¡si era machistón el Miller! Fue la única vez en mi vida y no volvió a mencionarlo jamás".

De esa relación, Liliana y Hugo tuvieron tres hijas y las tres se dedicaron al arte: Daniela es fotógrafa, mientras que Moira y Vanessa son actrices y dramaturgas.

Las teleseries hicieron conocida a Liliana a finales de los setenta. Debutó en 1977 en la producción dramática de TVN "La Colorina", donde desempeñó el rol principal junto a Patricio Achurra. Ross era una prostituta de nombre Luciana Álvarez, alias "la Colorina", que se enamoraba de Daniel (Achurra) cuando llegaba a la mansión de este. La relación, sin embargo, no era bien vista por la madre de él, interpretada por Paz Irrarázabal.

Más adelante vendría su participación en otras emblemáticas producciones como "Martín Rivas" (1979), "La torre 10" (1984), "Amor a domicilio" (1995), "Adrenalina"(1996), "Rossabella" (1997), "Machos" (2003), "Tentación" (2004).

La muerte de Valentina en "Machos"


Pero en los últimos 20 años, Liliana Ross dejó una huella imborrable por su personaje de Valentina Fernández, la abnegada madre del clan Mercader en "Machos". La escena donde sus hijos la rodean mientras ella yace en una cama de hospital hasta morir producto de un cáncer, marcó a toda una generación.

Por esos años, Ross se había reencontrado con un antiguo compañero de aula, el productor teatral Raoul Pinno, con quien inició una relación que perduró hasta la muerte de la actriz. Primero fueron amigos y él, incluso, estuvo presente en la fiesta que le hicieron a Liliana en la universidad cuando se comprometió con Miller.

"El Hugo me lo mandó. Primero me mandó unos ejemplares bien de mierda (risas), para que lo valorara un poco más y después a Raoul. Sabes que revisando unas fotos, cuando nos íbamos a casar con el Hugo, los compañeros de universidad nos dieron una comida, es muy loco, porque en la foto estamos yo, Hugo al lado y ¡detrás Raoul! O sea, formábamos un triángulo, no lo podía creer", desclasificó la intérprete años atrás.

"Lily", como le gustaba que le llamaran sus cercanos -incluidos sus nietos- siempre bromeaba en torno a la edad que tenía. No le gustaba revelarla y quería que se mantuviera en secreto. En 2009 aseguró tener "menos de la que represento, pero menos de la que me achacan, probablemente. Porque, para una mujer, en mi profesión, es una cosa en contra. Y lo es, porque piensa que la Rivadeneira, que tenía 33 años, hacía el papel de una mujer, en una teleserie, en que el compañero de colegio del hijo se enamoraba de ella. Entonces, uno piensa '¿Qué papel me van a dar? ¡La bisabuela de Walter Kliche!' (risas)".

La incursión de Ross en el teatro también la llevó a participar en montajes como "La vida es sueño" (Pedro Calderón de la Barca), "Macbeth" (William Shakespeare) y "La pérgola de las flores" (Isidora Aguirre).

En su rol como directora, estuvo a cargo de la taquillera "Sinvergüenzas" (2002), basada en la cinta inglesa "Full Monty" (1998), la que en dos años en cartelera fue vista por más de 350 mil espectadores y lanzó a la fama al actor Gonzalo Valenzuela, apodado "El Manguera".

Le siguió "Los Convergüenza" (2012), que debutó diez años después y que contó con la participación de Rodrigo Muñoz, Renato Munster, Andrés Pozo, Gonzalo Matus y Hernán Contreras.

Dirigió, además, la Escuela de Comunicación Escénica de la Universidad Andrés Bello y en 2012 la Asociación de Periodistas y Espectáculos, Arte y Cultura de Chile (Apes), junto a actores y actrices, le otorgaron un reconocimiento a su trayectoria. "Se lo dedico a toda a la gente que me ha aportado. En primer lugar a Hugo Miller, mi ex esposo, un gran maestro y además director de la Escuela de Teatro de la UC, en los momentos en que entré a estudiar. Autores, colegas, compañeros, en definitiva cómplices, todos ellos han aportado en mi vida profesional. No puedo olvidar a los jóvenes, quienes trabajan con otra dinámica, pero me permitieron aportar con mis conocimientos".

Uno de sus últimos reconocimientos le fue otorgado en 2017 por la municipalidad de Providencia, quien eligió a Liliana Ross Persona Pública Distinguida.
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