EMOLTV

Potenciar la presencia extranjera y el acceso gratuito: Editores y autores proponen cómo mejorar la Feria del Libro de Santiago

La decisión de varias editoriales de bajarse de la próxima edición del evento, ha puesto nuevamente sobre la mesa críticas de años anteriores, las que principalmente apuntan a sus altos costos y pobre programación cultural.

03 de Agosto de 2018 | 17:13 | Por Constanza Troncoso M., Emol.
imagen

Filsa en Estación Mapocho, octubre de 2017.

Andrés Pérez, El Mercurio.
SANTIAGO.- Frankfurt, París, Bolonia y Londres son algunas de las ciudades donde se celebran las más antiguas y reconocidas ferias del libro en el mundo. Sin embargo, durante los últimos treinta años Latinoamérica también a puesto sus encuentros literarios en el mapa. Por ejemplo, la Feria del Libro de Guadalajara es la segunda más grande en el mundo y otras como las de Bogotá, Buenos Aires y Lima, han tomado fuerza para convertirse también en referentes.

En Chile, la Feria Internacional del Libro de Santiago cuenta con 37 años de trayectoria. Anualmente, reúne a más de cien editoriales y en cada edición tiene a un país distinto como invitado especial. Si bien su magnitud es indiscutible, su organización, precios y enfoque dejan mucho que desear entre los participantes, es por esto que múltiples editoriales ya anunciaron su baja de la Filsa 2018.

Paralelo al decaimiento del tradicional encuentro, en la capital se han levantado otros dos eventos que año a año aumentan su convocatoria: la Furia del Libro y la Primavera del Libro, a los que se espera se sume uno más durante 2018. En este escenario, surgen preguntas cómo ¿qué pasa con la Feria del Libro de Santiago y de qué forma podría mejorarse? ¿Es beneficioso para los lectores locales que las distintas entidades se disgreguen y levanten sus propias ferias autónomas? Editores y autores nacionales nos entregan pistas para enfrentar estas interrogantes. Pase a ver.

¿Cómo mejorar la Feria del Libro de Santiago?
A mí me parece que está bien que hayan distintas ferias, cada una tiene su personalidad, por ejemplo, la Primavera tiene el espíritu del libro independiente y a la Furia llegan hasta fanzines. Pero es una pena lo que pasa con la única feria internacional (Filsa). Ninguno de los agentes editores está contento con la Filsa, es muy cara y también cobra entradas muy costosas*. Esto, sumado a su duración de 18 días, la hace insostenible para los editores pequeños. Para mí la Filsa tiene que resurgir y replantearse, sería bonito recuperar el espíritu de una gran feria internacional que tenga una programación coherente como pasa con la Feria del Libro de Bogotá (Filbo), donde todo se arma en base a una misma temática y uno puede saltar de los stand, a las charlas o a las presentaciones, y todo tiene una coherencia. Para mí el problema está en que Filsa hoy está pensada más como un mercado, cuando lo importante debería ser tener una feria con una buena programación cultural, donde además puedas adquirir los libros. Yo creo que sí se ha hecho un esfuerzo en fortalecer su programación, pero aún no tiene una narrativa. La clave está en pensar un tema a reflexionar y coordinar todo alrededor de eso, sería muy bonito.
Lola Larra, editora de Ekaré Sur.
Me parece que mientras más espacios e instancias haya para que los lectores tomen contacto con los libros y puedan compartir con los autores, mejor. Sobre la Filsa, me parece que tiene una trayectoria e importancia indesmentible. El punto está en cómo esta feria enfrentará el futuro de mejor manera, en beneficio del mundo editorial y de los lectores. Las veces que como autor estuve presentando libros, siempre quedó en evidencia el interés del público de asistir a las actividades, poder conversar con los autores, lograr una firma o intercambiar ideas. Me parece que un aspecto relevante para facilitar el acceso de los lectores a este evento es un precio más bajo de la entrada. A la fecha, la entrada de una familia equivale a más del valor de un libro. Es cierto que hay días preferenciales, pero en general el público tiene más tiempo los fines de semana. El tema del acceso a través de la entrada me parece que es algo que debe ser revisado.
Alberto Rojas, autor de "El secreto del Dresden".
Es beneficioso que exista variedad de ferias, para que el mercado sea más sano y competitivo. En ese punto es destacable lo que ha pasado en regiones con ferias como la de Viña del Mar y La Serena, que se han ampliado. Lo bueno es que por lo general allí no se cobra entrada a los asistentes, a diferencia de lo que ocurre en la Filsa. El dinero margina, porque deja gente afuera. Por ejemplo ahora que Perú es el país invitado, hay toda una comunidad peruana que habita en torno a Estación Mapocho y que no podrá pagar la entrada, porque el costo es alto. Además, a Filsa le falta una buena programación cultural, integrar más fuertemente a América Latina y fortalecer la agenda de negocios; aquí no vienen grandes editores como en Bogotá o Guadalajara, a comprar los derechos de obras de autores locales. Los derechos de los escritores chilenos por lo general se tranzan fuera del país. Eso se perdió hace muchos años, la Filsa no es gravitante en el mercado editorial latinoamericano, ha perdido importancia y eso refleja las diferencias al interior del medio, porque muchos la perciben como una feria meramente comercial y de saldos. Pensar una gran feria internacional significa sentarse todos los agentes y pensar qué feria se debe proyectar, eso es necesario como primer paso. Pienso por ejemplo en la Feria de Lima, que este año tiene de invitado a Jonathan Franzen, o sea, que tiene mucha importancia, y eso es porque se han sentado a pensar qué elementos de su cultura resultan atractivos para el extranjero.
Sergio Parra, editor de Metales Pesados.
Yo creo que si de esta crisis surge una feria mejor y que esté en el circuito del resto de las grandes ferias de Latinoamérica, sería fantástico. La Filsa es un gran evento con una producción importante en el diseño del programa; de todas maneras tenemos una feria digna que lleva muchos años y que ocupa un lugar importante en el panorama cultural del año. Sin embargo, creo que puede ser potenciada infinitamente y en este punto, la descentralización es una buena forma de avanzar: que la feria esté en manos de varias entidades. Sería beneficioso, por ejemplo, armar una fundación en el cuál todas las entidades vinculadas a los libros fueran parte constitutiva de un directorio en el cual se tomaran decisiones más abiertamente, con el objetivo de mejorar la feria que tiene todos los elementos para ser, sino la primera, la segunda más importante del continente. Algo que podría plantearse, para que llegaran a Chile escritores realmente importantes, y que no resulte tan costoso, es crear alianzas por ejemplo, con la Feria del Libro de Buenos Aires, así podríamos tener acceso a escritores connotadísimos, para acercarlos al lector chileno.
Carla Guelfenbein, autora de "Llévame al cielo".

*El precio de las entradas de Filsa en 2017 fue de lunes a jueves, $2.000, y de viernes a domingo, $3.000.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?