La legendaria bailarina cubana Alicia Alonso falleció este jueves en La Habana a los 98 años a raíz de un fallo cardíaco, informó a la prensa el Ballet Nacional de Cuba.
Alonso, la única latinoamericana en ostentar el título simbólico de "prima ballerina assoluta" (otorgado a los bailarines más excepcionales), murió a las 11:00 locales, dijo a la agencia AFP un portavoz de la compañía que ella fundó en 1948 y dirigió hasta su muerte.
La bailarina falleció a causa de una "enfermedad cardiovascular", informó el noticiero de televisión.
"Alicia Alonso se ha ido y nos deja un enorme vacío, pero también un insuperable legado. Ella situó a Cuba en el altar de lo mejor de la danza mundial. Gracias Alicia por tu obra inmortal", tuiteó el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien realiza una visita oficial a México.
Muchos evocan a la bailarina de cuello de cisne, disciplinada y temperamental como pocas, que seducía al público con sus giros virtuosos, así como a la coreógrafa exigente que hacía repetir incansablemente los movimientos en busca de la perfección.
Otros la ven como la gran dama cubana que entregó su alma a la Revolución del fallecido Fidel Castro, y que se codeaba con reyes, poetas y políticos. Fue con el apoyo de Fidel que su escuela creada en 1948 tomó impulso después del triunfo de la revolución en 1959.
La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile, Consuelo Valdés, lamentó el fallecimiento de Alonso, a quien calificó como una de las "mujeres más relevantes" y como "un referente para quienes quieran hacer de la cultura un magisterio".
"Con su entrega y amor por las artes se alzó como una gran inspiración para coreógrafos, músicos, escritores y artistas (...) Convirtió cada desafío en una obra. La oscuridad de sus ojos fue luz en los escenarios del mundo. Y hasta el último momento, Alonso fue una artista y una maestra que deja como legado grandes bailarines y bailarinas brillando hoy en las principales compañías del mundo", comentó la secretaria de Estado en su cuenta de Twitter.
Alonso, que debutó en Broadway en 1938, se quedó casi ciega a los 20 años después de sufrir un doble desprendimiento de retina, y bailó casi toda su vida guiándose por las luces sobre el escenario, según su segundo esposo y director del Museo Nacional de la Danza, Pedro Simón.
Colgó sus zapatillas de punta en noviembre de 1995, a los 74 años.
La reinterpretación que hizo durante medio siglo del personaje del famoso ballet romántico "Giselle" la elevó a los altares de la danza clásica. Al respecto la crítica fue unánime: Alicia Alonso nació para que Giselle no muriera.