El "Cordero Místico", joya del arte flamenco, recobró su "fuerza", su "virtuosismo" y su "delicadeza" gracias a una minuciosa restauración de tres años que le devolvió transparencia a su cielo, luz a sus colores y decenas de detalles sepultados por el tiempo. Asimismo, reveló el rostro original del cordero que representa a Jesucristo, que fue transformado en una posterior intervención.
Durante la restauración de los paneles inferiores de la obra -que fue creada en siglo XV y que en total está integrada por 12 piezas-, los científicos involucrados descubrieron que bajo las capas de barniz amarillento y turbio, cerca de un
70% de los paneles exteriores estaban oscurecidos por la pintura excesiva del siglo XVI, según informa The Art Newspaper. Estos paneles ya habían sido restaurados entre 2012 y 2016, pero en ese entonces no se percataron de ese detalle.
"Esta pintura en exceso se había hecho tan pronto, y siguiendo las formas del original, con pigmentos muy similares que también habían envejecido de manera similar, lo que en realidad no era visible en la documentación técnica realizada cuando el retablo entró en tratamiento por primera vez" dijo Hélène Dubois, la responsable de la restauración de la obra pintada por los hermanos Van Eyck en el siglo XV.
"Y nada como esto se había observado en la pintura holandesa temprana", agrega. El descubrimiento fue "un shock para todos, para nosotros, para la iglesia, para todos los académicos, para el comité internacional que sigue este proyecto", aseguró.
Los paneles inferiores del retablo fueron restaurados. Crédito: Captura theartnewspaper.com
La investigación determinó que la pintura en exceso podría retirarse sin dañar la original porque una capa de barniz actuaba como amortiguador entre ambas, sostuvo Dubois. Con la aprobación de la Iglesia y del comité de expertos comenzó entonces este desafiante proyecto.
"Recobramos el virtuosismo y la delicadeza", estimó Dubois, quien es además experta del Instituto Real del Patrimonio Artístico belga.
La renovación, fue efectuada en el museo de Bellas Artes de Gante (Bélgica), a la vista del público. Y los trabajos permitieron revelar las miradas de Hubert van Eyck que comenzó el retablo y de su hermano Jan que lo terminó 12 años después en 1432: los pies hinchados de los peregrinos, el polvo de su calzado, las gotas de agua en una fuente, las huellas en la tierra, entre otros.
Esto se logró gracias a un trabajo de gran precisión, efectuado con escalpelo y microscopio, para restaurar el esplendor original del políptico de 4,4 metros de altura y 3,4 metros de ancho.
Esta técnica, que se prefirió al uso de disolventes considerados muy agresivos para quitar capas de pintura del siglo XVI ante el riesgo de dañar la obra, permitió que el cordero sacrificado, símbolo de Cristo, recobre su autenticidad y su esplendor.
Un rostro más parecido al de un humano
"La eliminación de los repintados modificó por completo la fisionomía (del cordero). Tenía una cabeza de oveja, sus ojos estaban de lado. Cuando se retiraron los repintados, descubrimos ojos que miran directamente hacia el frente", explica Marie Postec, una de las restauradoras.
Para Postec, que califica a los hermanos Van Eyck como los "Vinci del norte", el cordero tiene actualmente "una presencia física y una mirada que interpela a los fieles, al espectador". "Recobró su fuerza de interpelación", agregó.
Cordero antes de la restauración. Crédito: Captura theartnewspaper.com
La simple limpieza de la cabeza del cordero necesitó dos semanas de trabajo al escalpelo, milímetro a milímetro. Trece restauradores, entre ellos especialistas de la policromía y de la madera, trabajaron tres años en esta parte del retablo.
Cordero después de la restauración. Crédito: Captura theartnewspaper.com
Anteriormente, una restauración realizada en los años '50 había descubierto que las orejas originales del animal estaban cerca del centro de su cabeza, pero en aquel tiempo no se borraron las realizadas posteriormente, por lo que el animal, hasta 2016, presentaba cuatro orejas.
Según Dubois, una crónica de Gante de 1550 registra que dos pintores prominentes "lavaron y besaron" el retablo, lo que podría significar que "limpiaron, mejoraron y corrigieron" la obra.
Exposición y tercera etapa de restauración
Los paneles restaurados volverán a finales de enero a la Catedral de San Bavón de Gante, donde se expondrán dentro de una caja de cristal, si bien la fecha exacta del traslado se mantiene en secreto por cuestiones de seguridad.
La preocupación es legítima, máxime cuando, en 1934, un sacristán robó uno de los paneles del retablo, el de los Jueces Justos, que nunca fue hallado, una de las muchas desventuras de la obra confiscada por los nazis y guardada en una mina de sal austríaca antes de que los estadounidenses la recuperaran.
Parte superior del retablo. Crédito: Captura theartnewspaper.com
La restauración de la parte superior, que representa a un Cristo en majestad entre la Virgen y Juan Bautista, comenzará a inicios de 2021, tras una gran exposición en el museo de Bellas Artes de Gante en 2020 consagrada a Jan van Eyck.
"Esta tercera fase será la más difícil. Hay muchos repintados y brocados en relieve en hoja de estaño muy dañados", advierte Hélène Dubois. Una nueva aventura para la obra maestra.